Page 110 - El rostro de las letras
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RETRATOS PARA TODOS
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Barcelona en la mano, editada en 1884, se habla del trabajo de
22 maestros fotógrafos, 70 oficiales y 15 aprendices. Por entonces, los estudios importantes alcanzaban un volumen anual de negocio cercano a las cincuenta mil pesetas, el de Esplugas y a las ciento cin- cuenta mil, el de Audouard. En ambos estudios trabajaban más de diez personas –13 el de Esplugas, 14 el de Audouard–, retocadores, tiradores de copias, administrativos y operadores. Entre aquel grupo de profesionales destacaron Leopoldo Rovira, y Juan Rovira y Ruiz de Osuna. El primero nos ha dejado una excelente Galería de Repre- sentantes de la Nación (1869), que reunió a todos los diputados de las Cortes Constituyentes de 1868, entre ellos los Pedro Antonio de Alarcón, Emilio Castelar, José Echegaray y Adelardo Pérez de Ayala. Juan Rovira y Ruiz de Osuna estuvo asociado con Durán, con el que inauguró en 1863 un reputado estudio en la Rambla del Centro.
Entre los fotógrafos de provincia destacaron Jules Beauchy y Gumer- sindo Ortiz, en Sevilla; Alfredo Truhán, residenciado en Gijón, en 1858; Mariano Júdez y Anselmo María Coyne, en Zaragoza; Cisne- ros, en Santiago de Compostela; Rafael Rocafull, en Cádiz; Valentín Plá, Antonio García, en Valencia; José Spreafico, en Málaga; Zenón Quintana, en Santander y Casiano Alguacil, en Toledo. Entre ellos destacó como retratista, Rafael Rocafull (Cádiz, 1825-1903). Resi- denciado en Cádiz en 1858, se le conoce por sus excelentes series de retratos de los miembros de la Academia de Bellas Artes de su ciudad realizados en 1861 en formato 13x9, en las que sorprenden su apre- ciable calidad y su claro propósito de penetrar en el interior de sus modelos, a los que sitúa en el eje mismo de la mirada de la cámara, como despojados de su propia representación social y de la superflua artificiosidad que trajo a la fotografía la moda de la carte-de-visite 36. Otro retratista notable fue Enrique Godínez (Madrid, 1825-Sevilla, 1876), formado profesionalmente en el estudio parisino de Disdéri antes de crear su propia galería en Sevilla.
El trabajo de aquella legendaria generación de profesionales re- flejó pronto la popularidad de los literatos, cuya presencia en las Galerías de Celebridades comenzó a ser considerable en los días isabelinos. Fue entonces cuando se distribuyeron masivamente los retratos de los miembros de la generación romántica y posro- mántica, desde los que ya estaban presentes en el célebre cuadro de Esquivel hasta los creadores de la narrativa naturalista de las
Heribert MARIEZCURRENA. Retrato de Jacint Verdaguer. 1865. (Biblioteca de Catalunya. Barcelona)
Emilio Castelar (arriba) y Pedro Antonio de Alarcón (página siguiente), presentes en
la popular Galería de Representantes de
la Nación del fotógrafo Leopoldo ROVIRA, editada en el año 1869. (Biblioteca Nacional de España)
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  Rafael Garófano nos ha descubierto el álbum de Rocafull en la obra, ya cita- da, El retrato en el Cádiz del siglo XIX.























































































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