Page 61 - Barbieri. Música, fuego y diamantes
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FRANCISCO ASENJO BARBIERI. PENSANDO EN ESPAÑA
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El estreno de Jugar con fuego tuvo entre otras consecuencias el inicio de la con- ciencia de los músicos sobre la necesidad de defender sus derechos ante el peligro de los excesos editoriales. Barbieri se olvidó de inscribir la obra en el Registro de la Pro- piedad Intelectual y el editor Casimiro Martín publicó sin permiso diversos núme- ros. Barbieri reaccionará denunciando al editor. Después de un pleito de tres años el juez dará la razón al editor que se había aprovechado de una legislación confusa. Era la primera vez que en España las relaciones entre autor y editor de música termina- ban en los tribunales por «defraudación de la propiedad musical».
La situación va a cambiar en buena medida por las luchas de Barbieri al ser nom- brado por las Cortes en 1879 «Individuo de la comisión para redactar los reglamen- tos de la ley de propiedad intelectual y de teatros». Participa en ella con una especial actividad, junto con Abelardo López de Ayala, Balaguer, Arrieta, García Gutiérrez, Núñez de Arce y Romero, entre otros. Fruto de este trabajo será el envío a las cor- tes de los 59 artículos que fueron publicados por La Gazeta de Madrid en 1880.
Otra de las más importantes acciones de este activista fue su colaboración en la fundación y actividades de la Sociedad de Bibliófilos españoles, reflejada en este catálogo por el estudio de J.C. Gosálvez. Es evidente que la principal consecuen- cia de esta actividad fue su propia biblioteca, sin duda una de las mejores bibliote- cas musicales de Europa.
El 18 de febrero de 1894, el día antes de su fallecimiento, y con sus amigos Marcelino Menéndez Pelayo, Luis Carmena y Millán y Darío Cordero de testigos, donaba Barbieri a la Biblioteca Nacional toda su colección de libros y documentos: «Lego a la Biblioteca Nacional todos los libros, impresos y manuscritos que com- prende la Biblioteca del Excmo. Señor compareciente, a excepción de sus obras, de- jando al cuidado a sus buenos amigos Marcelino Menéndez Pelayo, Darío Cordero Camarón y Luis Carmena y Millán, todas las diligencias que deban practicarse hasta dejar hecha la entrega del referido legado». El director de la Biblioteca y amigo del finado, Manuel Tamayo y Baus, se hacía cargo de la donación.
La donación era el acto supremo de amor a su patria. La cultura española es y será siempre deudora de esta incomparable figura del siglo xix que fue Francisco Asenjo Barbieri y la Biblioteca Nacional quiere rendir un justo homenaje con esta exposición a esta figura incomparable.
Barbieri es uno de esos elegidos que ha marcado la cultura española para siempre, incluso ha dejado huellas en la vida y el lenguaje cotidianos. Usamos expresiones bar- berianas sin ser conscientes de ello: «Siga su curso la procesión» o «No abre el minis- tro la boca, que no diga un desatino». Recurrimos de continuo a dos títulos del músico que se convierten en metalenguaje: Jugar con fuego y Pan y toros. Pero, sobre todo, nuestra memoria y nuestro imaginario colectivo están llenos de músicas que proceden de las obras de Barbieri. Se trata, unas veces, de simples reminiscencias vagas y evo- cadoras; otras, de nítidos pasajes que nos acompañan de por vida. Es innegable que la música de Barbieri nació para quedarse felizmente entre nosotros. Y esos ecos y pre- sencias de sus melodías vienen a actuar como la argamasa sutil –y al tiempo poderosa– con la que se ha ido construyendo una buena parte de la identidad musical de España.
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