Page 180 - 100 años en femenino
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En las sucesivas ediciones del Salón Femenino, a través de la selección de sus invitadas de honor y premiadas, se mani- fiestan sus objetivos. Salvando las limitaciones de la dic- tadura, hubo una voluntad muy clara de fijar el valor de las artistas que ya habían descollado antes de la Guerra Civil, como muestra el reconocimiento, salvando los partidismos, de María Blanchard, Maruja Mallo, Olga Sacharoff, Julia Minguillón, Rosario de Velasco y Ángeles Santos, quien, res- paldada por el homenaje, volvió a exponer en galería privada. Filtró artistas indiscutibles en la posguerra, como Menchu Gal (1918-2008) –pintora integrada en la «renovación figura- tiva», que en 1959 fue la primera mujer que recibió el Premio Nacional de Pintura–, la pintora y docente Isabel Baquedano y la escultora Emilia Xargay. Premió a las pintoras del infor- malismo, el gran movimiento europeo durante los años cin- cuenta: Amèlia Riera –la única reconocida como integrante del informalismo catalán– y Juana Francés, cofundadora del grupo El Paso. Y, junto a las especializadas en grabado Isa- bel Pons y Carmen Arozena, valoró también a creadoras en cerámica, artes aplicadas y fotografía: entre líneas, se lee la aspiración republicana de potenciar la formación profesio- nal de las mujeres y el cuestionamiento del modernismo en su separación de arte y artesanía, que indirectamente y a tra- vés del viril prototipo del «genio» había excluido a las muje- res como sujeto creador. En las últimas ediciones del Salón Femenino también se intentaría superar el aislamiento que todavía imperaba en España invitando a artistas europeas y latinoamericanas.
Al margen de esta iniciativa del Salón Femenino, que, a pesar de su pertinente diplomacia institucional no deja de ser un ostensible testimonio de disconformidad, al filo de los años sesenta irrumpe una nueva generación en la que comienza a darse una relativa mayor integración de las artistas en los numerosos grupos empeñados en una auténtica renovación del panorama artístico en España, a pesar de que su inclu- sión siguiera siendo minoritaria. Las realistas Amalia Avia (1930-2011), María Moreno (1933), Isabel Quintanilla (1938) y Carmen Laffón (1934), que representan el paisaje cotidia- no de lo doméstico y el espacio interior de la casa, convivi- rán con la ingenuista Isabel Villar (1934) y la ruptura pop y protofeminista de Ana Peters (1932), integrada en Estampa Popular. Por otra parte, es importante la aportación al arte normativo de Elena Asins (1940), que junto a Soledad Sevi- lla (1944) participará después en el programa de investiga-
181—Rocío de la Villa Artistas y arquitectas españolas entre los feminismos, desde 1900 a hoy
































































































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