Page 40 - Carlos III. Proyección exterior y científica de un reinado ilustrado
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 23. ABAD LEÓN, Felipe. El marqués de la Ensenada, su vida y su obra. Madrid: Naval D. L., 1985.
24. DElgADO BARRADO, José Miguel.
El proyecto político de Carvajal: pensamiento y reforma en tiempos de Fernando VI. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2001.
entre Francia y Gran Bretaña fue el Sur de la India, en la llamada Primera Guerra Carnática (1746-1748). Los combates se desarrollaron sobre todo entre las Compañías de las Indias Orientales francesa e inglesa por la posesión de Madrás, Pondichéry y Gondelour.
El fin de la Guerra de Sucesión Austriaca se selló con un nuevo tratado firma- do en 1748, esta vez en Aquisgrán (Aix-la Chapelle). Establecía que todas las con- quistas llevadas a cabo en el trascurso de la contienda debían ser devueltas a sus dueños originales lo que significó, por ejemplo, que Louisburg volvió a manos fran- cesas y que María Teresa I conservó sus territorios, salvo Silesia. Madrás (India) quedó en poder británico y se consumó el deseo de Felipe V de conseguir para su hijo Felipe, los ducados de Parma, Piacenza y Guastalla si bien él no pudo verlo ya que falleció dos años antes (7 de julio de 1746).
Por parte de España el monarca firmante de la paz fue Fernando VI (1729- 1759), el segundo hijo de la primera esposa de Felipe V. Las negociaciones previas fueron monopolizadas por Inglaterra y Francia. De este modo se incumplía otra vez lo establecido en el Segundo Pacto de Familia con un claro perjuicio para los intereses españoles ya que volvieron a ignorarse las cuestiones de Gibraltar y Menorca y tam- bién, sin contar con España, se decidió que los ingleses continuasen durante cuatro años más con el asiento de negros y el navío de permiso. Los problemas italianos quedaron resueltos mediante un equilibrio de fuerzas en el que, junto al Papado, jugaban un papel decisivo las casas de Saboya, de Austria y de Borbón. Sin embargo otros asuntos de fondo como la creciente rivalidad entre Austria y Prusia o las ambi- ciones coloniales planteadas por Inglaterra quedaron sin solución.
A partir de 1748 los objetivos de España respecto a sus relaciones exteriores fueron los de la neutralidad, lo que no significó aislamiento. París y Londres se esfor- zaron por tenerla de su lado lo que determinó una permanente presencia española en las cancillerías europeas. Papel destacado en este periodo de neutralidad fernandina tuvo la figura de Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada23 (1707-1781) que formado en tiempos de Patiño, también concentró las secretarías de Hacienda, Indias, Guerra y Marina. Entre sus logros en materia exterior cabe señalar la firma del Con- cordato de 1753 con la Santa Sede que logró para España, un incremento de poder efectivo de la Corona sobre la esfera eclesiástica en todos los territorios de la Monarquía.
Otra personalidad clave del periodo fue José de Carvajal y Lancaster (1698- 1754)24, secretario de Estado y, por tanto, principal responsable de las relaciones ex- teriores. Considerado anglófilo, quizá influido por sus orígenes familiares, compen- saba la posición francófila de Ensenada si bien la diplomacia británica, hábilmente encabezada por su embajador extraordinario Benjamin Keene, logró neutralizarlo y exonerarlo. El episodio estuvo relacionado con un largo contencioso con Portugal siempre situado en la esfera británica desde el comienzo de la Guerra de Sucesión
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