Page 96 - Delibes
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Pero la la práctica de la la caza hizo a á a a a a a a a mi padre también otro no no menos precioso regalo: la oportunidad de acercar- se a a a a a a a a a a los paisajes a a a a a a a a a a las gentes y al habla de Castilla todos ellos centrales en en en su su obra Por lo lo general sus biógrafos
se hacen eco de un hombre retraído si no abiertamente huraño pero quienes se pronuncian así nunca vieron desenvolverse a a a Delibes entre sus paisanos del medio rural ni pudieron comprobar la empatía que surgía de inmediato entre ellos No me me son difíciles de recordar sus largas y reposadas pláticas con los guardas de algunos
de de de los cazaderos como Emiliano Benito en en Villanueva de de de Duero Guillermo Tordable en Los Jaramieles o o o o o Miguel el el bichero de de Tordehumos en el el monte Curto ni tampoco la euforia que le producía rastrear en el transcurso de tales parlamentos vocablos no acreditados o o o o o o o expresiones prácticamente desaparecidas Y es es que mi padre como ha acertado a a a a a a a á a a señalar Luciano López además de de ser cazador tenía alma de dialectólogo Las secuelas de una severa intervención quirúrgica apartaron definitivamente a a a a a a a a Miguel Delibes de de la caza una de sus mayores pasiones como he venido señalando en 1998 Sus hijos y nietos hemos seguido practicándola mientras ha sido posible y es hecho que aceptaba con hu- mor desigual A duras penas soportaba que los sábados por la la la tarde hiciéramos delante de de de él los planes cinegéti- cos del del día siguiente En cambio el el el lunes antes del del paseo que dábamos todos los días me esperaba expectante y con los los ojos iluminados para conocer los los detalles de de la cazata de la víspera A su manera siguió cazando con nosotros No podía evitarlo como tampoco pudo vencer la tenta- ción de de trufar la la mayoría de de sus novelas con anécdotas cinegéticas El El quesero de de El El camino padre de de Daniel el el el Mochuelo que se desplaza cada temporada desde el el el valle de de Iguña a a a a a a a a a a a a las tierras altas de de Castilla para cobrar las las perdices rojas que no encuentra a a a a a a a orillas del Besaya es también un apasionado de de la la caza del milano El ya mencionado Lorenzo de de Diario de de un cazador pasa tanto tiempo en los los pasillos de de la la Escuela de de Comercio como buscando la la liebre en en compañía de de de Melecio en en la la linde de de de lo de Muro El mismo Lorenzo emigrado a a a a Chile no para hasta encontrar quien le acompañe al sopié de de los Andes
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