Page 102 - Fernando Sinaga. Ideas K
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20. Peter Handke, El chino del dolor, Madrid: Alfaguara, 1988, p. 79.
21. Ibid., p. 79.
22. Theodor W. Adorno,
“Resignación”, Crítica de la cultura y sociedad II, Obra completa, 10/2, Madrid: Akal, 2009, p. 711.
embargo, que en este sentido ya no existen umbrales. El único umbral que nos queda hoy, [...] es ése que existe entre el estar despierto y el soñar, y aún esto apenas se percibe».20 En esta novela, y un poco más adelante, el personaje del sacerdote sintetiza: «la palabra “umbral” contiene transformación, inundaciones, vado, albarda, aprisco (como a modo de cobijo). “El umbral es la fuente”, reza un proverbio casi desapa- recido».21 Y esto resuena fuertemente al tratar de agarrar esta escultura
y este pensamiento en una forma, o totalidad. Umbrales que no pueden impedir que la palabra que resuene no sea otra que aquélla que designa un lugar, o mejor un no-lugar que parece un lugar: la utopía. Conviene concluir con las palabras de Adorno sobre ella: «El pensamiento no es
la reproducción espiritual de lo que ya es. Mientras no se interrumpa, el pensamiento se aferra a la posibilidad. Su insaciabilidad, su aversión a conformarse, rechaza la estúpida sabiduría de la resignación. En él, el momento utópico es más fuerte cuanto menos se objetualiza como utopía (esto es otra forma de regresión) y sabotea la realización de la utopía. [...] Propiamente el pensamiento es antes que cualquier contenido particular la fuerza para resistir».22
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