Page 58 - Fernando Sinaga. Ideas K
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2. Fernando Sinaga, «Lenguaje y origen», op. cit., p. 61.
El desayuno alemán (inicio de la exposición reflejada en este mismo catálogo) como un momento de cotidianeidad a la vez que de toma de conciencia. Entonces, mientras la noción de «escultura» está cargada por el peso de la metafísica, y el minimalismo incorpora la posibilidad reduc- cionista, el carácter pictórico de su obra (en tanto pintura), su calidad retiniana, perceptiva, óptica, libera a la propia obra de arte del riesgo de dirigirse exclusivamente al cuerpo del espectador, en lo que era la literali- dad del minimalismo denunciada por Fried (quien ya dijera que la pintura estaba en guerra con la teatralidad).
Movimientos de la dialéctica
¿En qué se diferencian el sentido de la ausencia y el sentido ausente? ¿Hasta qué punto debería un artista comprender las implicaciones de sus hallazgos? Estas preguntas plantean no sólo la cuestión del cripticismo del arte sino las posibilidades de la recepción estética y sus expectativas. La importancia que Sinaga otorga a la experiencia del arte (sensitiva, táctil, visual) más allá de cualquier acumulación de información tiene que ver con los estados de alerta de la percepción, tensión constante, visión, conciencia y autoconciencia. Tal intensidad no puede suceder más que desde un radical cuestionamiento de los procedimientos que conforman la propia actividad del arte que es a la vez experiencia y conocimiento.
La misteriosa frase de Blanchot que encabeza este ensayo marcaría este estado de continua vigilia; el artista se afana en la búsqueda de unos resultados para, al final del camino, desvelarse que allí donde acaba la investigación no había nada, y que todo era un rodeo para mostrar lo verdaderamente importante, el proceso mismo de la búsqueda. El arte es siempre un ensayo (an essay), un intento donde la obra nunca es
fruto de la inmediatez. Escribe: «A mi entender, la innovación no actúa persiguiendo un objetivo sino que trata tan sólo de averiguar qué es lo que se persigue, por lo cual explorar transciende en consecuencia el viejo sentido de finalidad. Cada acto creativo diseña nuevos códigos y, por lo tanto, cada innovación tiene algo de indescifrable».2 A modo de proverbio chino, se podría decir que el arte es la senda de lo no-conocido que conduce a una forma de conocimiento. Ahí, la tensión entre las intenciones y los resultados permanece como una zona a la que el artista (cualquier artista) no tiene acceso directo, sino sólo indirectamente,
pues además prácticamente nunca existe una conexión lineal entre la primera (intención) y el posterior (resultado) sino un continuo trampear y trampearse donde el deseo, el inconsciente, el sueño y las pulsiones juegan una larga partida de ajedrez. Existen pocas definiciones tan
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