Page 10 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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 Alfonso
Retrato de Manuel Azaña Fotografía, Madrid, 1933
Ministerio de Cultura y Deporte. Archivo General de la Administración. FONDO ALFONSO- 043431
EN ESTE CONVULSO 2020 SE CUMPLEN 140 AÑOS DEL
nacimiento de Manuel Azaña y 80 de su muerte. Poco importa en realidad cuánto tiempo haya pasado: conocer su figura fue imprescindible ayer, lo es ahora y lo será mañana. Testigo, protagonista y víctima de los grandes acontecimientos de su tiempo, dejó la valiosa huella de su nombre unida a un legado político y cultural cuya riqueza no deja de acrecentarse.
Hombre de paz y de progreso, Manuel Azaña transformó e iluminó a Es- paña. Lo hizo incluso cuando tuvo que presenciar cómo el mundo que había ayudado a construir se derrumbaba, envuelto en las sombras de la guerra y del exilio. Y lo sigue haciendo hoy, a través de la herencia de sus escritos y el testimonio de sus actos, que de forma tan relevante reúne la presente exposición.
Porque Manuel Azaña amó a este país, lo pensó, lo soñó, y luchó por él con todas sus fuerzas. Trazó sus líneas maestras en cada uno de sus escritos, dibujando el mejor de los paisajes posibles; el único camino a seguir. Una España unida, diversa, progresista, libre: el sueño de la España que es y que queremos, y por la que continuamos trabajando.
Resulta inevitable preguntarse cómo miraría Azaña los retos excepcionales a los que nos enfrentamos en este momento. Hoy, que también los cimien- tos de nuestro mundo se ven sacudidos, su mirada privilegiada nos inter- pela. Lo hacen sus palabras de encuentro, sus mensajes de resistencia en medio de la adversidad, su fe entusiasmada en nuestras capacidades y posibilidades.
De ahí la pertinencia de esta exposición y del presente catálogo. Vivi- mos, como entonces, tiempos de construcción sobre la conmoción. Dis- tintos sin duda al tiempo histórico de Azaña, en todas sus circunstancias. Pero la intensidad de los cambios que afrontamos nos acerca aún más a su devoción por la democracia, a su afán renovador y modernizador, a su pelea por la igualdad entre hombres y mujeres, a su avanzado concep- to de Europa como única garantía posible de bienestar y de paz. En definitiva, al gran legado de una vida que sirvió para abrir el camino de generaciones.
Nos acerca, paso a paso, a un referente. Y estamos necesitados de referen- tes. En estos días en que los que se rehacen prioridades y se trazan nuevos rumbos, necesitamos que nuestro pasado arroje luz sobre nuestro futuro. Necesitamos entender aún mejor la vigencia de valores que resisten en medio del temporal de la Historia, y contribuir así a su defensa. Necesi- tamos recuperar esa mezcla de audacia y de pasión que anima las grandes transformaciones, y permite llevarlas a buen puerto. Y necesitamos, sin duda alguna, sostener una vez más el discurso azañista de paz y de con- cordia, de tolerancia y de unidad, para dar respuesta a ese otro discurso
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