Page 138 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
P. 138

14 Ibídem, p. 710.
15 Ibídem, p. 668.
16 Azaña, Manuel, op. cit., vol. 3,
p. 635.
rechazo de la bárbara camaradería, anticuada formación del profesorado, breve crisis religiosa, asunción del credo racionalista y formación inicial de la identidad patria, entre otros referentes. Se impone así en la novela el ineludible tono conclusivo, entre escéptico y amargo: “En fin, dejé mi cár- cel: por acabarse todo al salir, pensé haberlo soñado. Zozobró el navío frailuno. Se me fue a pique, posándose en la hondura donde pudre. El barrunto de que asciendan y floten de nuevo restos peligrosos del naufragio sería, retraído a tal edad, un sentimiento anacrónico”14.
Con este retorno al pasado, Azaña continúa elaborando la construcción de un potente yo literario. Las páginas de esta novela traslucen una profunda desilusión vital, que acabará sublimando en su conocido estoicismo de fondo imperturbable y hasta un punto despectivo. Se exorcizan en el libro los demonios personales del atraso cultural del país, la falta de sensibilidad comunitaria, la sordidez de la vulgaridad política y administrativa, y la violencia ejercida sobre cualquier noción de lo íntimo espiritual. A su sali- da de esa institución pedagógica se impone un tajante balance personal, en este caso marcado por la tranquila indiferencia: “Salí del colegio sin adqui- sición alguna: nada tenía que abandonar ni que perder”15.
Con el paso de los años volverá en más de una ocasión al monasterio y, en concreto, al jardín que da título a la novela, y siempre hallará allí la paz de un sublimador reencuentro, la necesitada paz de aquel intramundo de ju- ventud. En la entrada de sus Memorias de 26 de agosto de 1931, leemos: “Domingo campestre. Almorzamos Lola y yo solos en el hotel Victoria de El Escorial. Visito mi (en cursiva mía) jardín de los frailes, a pleno sol. Nadie, siempre en perfecta comunión con este lugar. La sinfonía es hoy grandiosa”16.
Manuel Azaña ha interiorizado su jardín, forma parte de su íntimo imagi- nario sentimental y civil, a través de una ficción autorreferencial que hoy nos continúa fascinando; vida y literatura en un entramado de emociones, pieza clave en los procesos de formación de aquel “intelectual, demócrata, burgués”.
manuel azaña en su jardín de los frailes 137


























































































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