Page 298 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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10 Marichal, Juan, “La restauración de Manuel Azaña”, incluido en Ho- menaje a Juan Marichal, Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, Ma- drid, núm. 83-84 (diciembre), 2011.
11 Para la presencia de Azaña en la lite- ratura contemporánea, cfr. Romero Tobar, Leandro, Temas Literarios Hispánicos (II), Zaragoza, 2014.
aspecto que presentaba aquel acto; las panorámicas muestran una enorme multitud. Azaña lo describe como “un torrente popular que se nos viene encima”, consciente, como escribe Santos Juliá, de “la magnitud del fenó- meno y de los peligros que esa fuerza, mal orientada, podía provocar”. Pero, sobre todo, es un acto comunicativo muy de su tiempo, que apela al con- cepto de ‘masa’ tan conocido por Azaña. El político reconocerá en el Cua- derno de La Pobleta la fuerza que le otorga este reconocimiento: “Conser- vaba también popularidad entre las masas, como probaron los actos públicos convocados por mí; popularidad y prestigio poco gratos al extre- mismo revolucionario”.
El legado: Azaña, una pasión española
El recuerdo popular y mediático de Azaña ha seguido vivo desde la transi- ción con altibajos. Desde un punto de vista más ‘mediático’, las polémicas vinculadas a la desaparición de sus diarios, o la reivindicación de su obra por parte de José María Aznar, han mantenido en la actualidad la figura de Azaña.
Tal vez se trate de un gesto de justicia histórica que Azaña, que amaba el teatro y apenas sentía interés por el cine, haya sido mucho más y mejor reivindicado sobre las tablas que en la pantalla. El director de teatro José Luis Gómez ha sido un protagonista esencial en la reivindicación de la figura de Azaña y su memoria; en primer lugar, en 1980, con su ya his- tórica puesta en escena de La velada en Benicarló, y después, en 1988, con su espectáculo Azaña, una pasión española, lo que ha llevado a que Juan Marichal le definiera como “el verdadero restaurador del presidente para cientos de miles de espectadores en el mundo hispánico”10. En el campo audiovisual, al documental ya citado y al dedicado a Dolores de Rivas Cherif, mujer de Azaña, en la serie Mujeres para una época, hay que añadir Manuel Azaña, une vie pour la republique, de la directora francesa Neus Viala. En el campo de la ficción, ¡Arriba Hazaña!, película de 1978 de José María Gutiérrez, evoca su presencia, pero más bien como un símbo- lo de resistencia democrática. Azaña, cuatro días de julio de Santiago San Miguel (2008) es una notable película biográfica con una interesante estructura documental que narra los acontecimientos previos a la Guerra Civil, marco en el que también se desarrolla La conspiración de Pedro Olea, producida en 2012 por Elías Querejeta, en la que aparece Azaña, pero con un papel secundario, ya que el punto de vista elegido es el de los sublevados11.
Azaña ha sido uno de los políticos españoles más populares del siglo xx y su presencia constante y periódica en el debate público proyecta sus ideas y su figura hacia el futuro. Su perfil intelectual ha contribuido sin duda a la pervivencia de su figura como un símbolo, pero también a mantener viva su dimensión popular.
Azaña años 30: popularidad y cultura de masas 297



























































































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