Page 364 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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Mey Rahola
Azaña con María Teresa Xirau, Susana de Rivas Ibáñez y su mujer, Dolores de Rivas Cherif. Fotografía, Pyla-sur-Mer,
“El Edén”, 1940
Colección particular
ACOSADO Y PERSEGUIDO: MANUEL AZAÑA ENTRE
LAS GARRAS DE VICHY (JULIO-NOVIEMBRE DE 1940)
Bruno Vargas
INU Champollion/Université de Toulouse FRAMESPA-CNRS
LA FIRMA DEL ARMISTICIO ENTRE FRANCIA Y LA ALEMANIA
nazi el 22 de junio de 1940 dio la señal de partida a la caza y captura de las personalidades republicanas españolas que tanto estaban esperando los fun- cionarios de la Embajada española en París. Dirigía esas operaciones el embajador José Félix de Lequerica, rodeado de un grupo de militares y policías, entre ellos el asesor militar, el teniente coronel Antonio Barroso, y el asesor policial Pedro Urraca. Desde finales de 1939, establecieron listas y espiaron las actividades de los dirigentes políticos y sindicales españoles, así como las de los oficiales del difunto ejército republicano. Aprovechán- dose de las leyes contra “los indeseables” votadas por los Gobiernos Dala- dier entre marzo y noviembre de 1938, pisaron los talones de los dirigentes republicanos, acechando el momento de actuar contra ellos. Y ese momen- to llegó cuando Alemania controló la mitad de Francia a partir del 24 de junio. Aquel día pudo arrancar el convenio firmado en 1938 entre Severia- no Martínez Anido, director de la Dirección General de Seguridad, y Him- mler, jefe de la Gestapo, que estipulaba que ambos servicios se comprome- tían en intercambiar informaciones y en detener a sus enemigos comunes, incluso en el extranjero.
Desde mediados de noviembre de 1939, Azaña y varios miembros de su familia ocupaban la villa l’Éden en Pyla-sur-Mer, cerca de Arcachon y a poca distancia de Burdeos. Lo que probablemente no podían imaginarse Azaña y su familia era que los servicios policiales de la Embajada vigilaban todo cuanto ocurría en su entorno. En efecto, en una nota informativa con fecha del 11 de abril de 1940 que envió a sus superiores de la Dirección General de Seguridad (DGS), el asesor policial de la Embajada española en París, Pedro Urraca, ofrecía un cuadro bastante fidedigno del estado de salud del
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