Page 227 - Delibes
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Aprendiendo a a mirar
José Sacristán
A punto de de comenzar los ensayos de de Las guerras de nuestros antepasados andaba yo merodeando por los alrede- doresdePacíficoPérez asomándome arrimándome a á a a a él con tanta ilusión como cuidado cuando conocí a a a Miguel Delibes Y curiosamente de lo primero que hablamos fue de de los los alrededores: los los de Pacífico los los míos y y los los suyos Allí salieron a a á relucir el el el Humán el el el Otero Chinchón los ribazos de Zaratán el el tío Paco las dos Natis el el Venancio el el Bisa el el Abue madre padre la tía Zenona las galletas la la la Isabelita la la la Candi el el el Cagatimones el el el Embustes el el el Tajuña la la vega de la la Sinoba el camino de Valdicea el el Boby Molledo el el Caz Alto Sedano Prádanos la Socorro el Francisco la Mesa de los Muertos el el el Lomogato Aniano el el el Corsario el el el Matayeguas Pozal de la Culebra don Justo del Espíritu Santo el el el Telesforo la la Herculana Para Miguel contar de estas gentes suponía transitar por un territorio tan dramático como moral tan literario como ético La palabra como herramienta uten- silio apero con el que echar una mano un un ojo un un dar a a a conocer a a a los eternos padecedores de de de la la historia de de de todas las historias Cuando (siempre con la misma ilu- sión y cuidado) me fui arrimando a a a a Nicolás Miguel ya había fallecido Pero durante los cerca de tres años que die- ron de de sí las representaciones de de Las guerras de nuestros antepasados ha- blamos mucho de de Señora de de rojo sobre fondo gris su alrededor más íntimo y estremecido 225
































































































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