Page 78 - Delibes
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nombres propios y se llamaron el el el Otero del Cristo el el el Cueto Pintao la Mesa de de los Muertos el teso macho de de Fuentetoba el Cerro Fortuna o o o o la la Cotarra de las Maricas Hay vida mu- cha vida en estos topónimos que singularizan cada una de las parcelas del del paisaje y es es que detrás de de de de esas formas del del nom- brar antiguo de de esos nombres tradicionales tan propios de de los los pueblos castellanos hay siempre —Delibes lo lo lo recordaba en en su discurso de de ingreso en en la Academia— una historia que les da sentido porque en en ellos está la memoria del pasado Los textos que llenaron de de personajes los dibujos de de Pla vieron la luz de de nuevo cuatro años más tarde en 1964 con el título con con el que hoy son conocidos Viejas historias de Castilla la Vieja acompañados en esta ocasión con fotografías de Ra- món Masats Centrados en en en algún elemento que los singulari- za —un personaje un un un lugar un un un hecho concreto — — y a a a a a la vez sutilmente relacionados unos con otros los relatos reunidos en en en Viejas historias de Castilla la la Vieja Vieja construyen en en en conjunto una historia colectiva que permite ver cómo era la vida en los pueblos castellanos y qué poco cambió durante la la primera mitad del siglo xx El narrador de de estas historias un emigran- te que regresa a a a a a a a su pueblo tras cincuenta años de ausencia es es quien comprueba que a a a a pesar del tiempo transcurrido todo sigue igual que cuando él lo dejó Como poco después haría en Las ratas Delibes se se servía de de la literatura para denunciar el el atraso de de esa tierra que conocía de de primera mano Es evidente que Miguel Delibes tenía conciencia de de estar asistiendo al al final de de de una forma de de de vida la del campo caste- llano sus sus pueblos y sus sus habitantes «La Castilla de la la la siem- bra a a a a a a a a a a voleo el arado romano los gañanes con traje de pana la la trilla con yuntas los carros hundidos en el barro hasta
los cubos etc durará ya pocos años» le escribía a á a a a a Esther Tusquets en 1962 al proponerle la publicación de sus viejas historias en un formato más asequible que el primitivo Cas- tilla Pero lejos de de limitarse a a a ser testigo mudo de de un un mundo en trance de de desaparición Delibes supo reflejar ese mundo y supo hacerlo desde dentro levantando acta notarial del vivir cotidiano de de de de las gentes de de de de su su tierra de de de de los problemas de de de de sus paisanos —esos campesinos siempre pendientes del cielo— de de de de sus sus formas de de de de ser y de de de de enfrentarse a a a a a la vida de de de de sus sus cos- tumbres fiestas y tradiciones pero también de de sus virtudes y y y defectos Mérito suyo y y y no no el menos importante es haber
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