Page 105 - El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe
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El Capitán Trueno, 1, «A sangre y fuego», 1956
En este caso, sí que se trata de un cla- ro anacronismo, al situar en la Edad Media un desarrollo tecnológico que necesitaba de elementos que tardarían muchos siglos en estar disponibles. Navegar por la superficie del agua fue una conquista temprana de la humanidad y era natural pensar en hacer lo mismo por las profundidades marinas, pero no fue hasta el siglo XIX cuando se llevaron a cabo los desarrollos tecnológicos adecuados para avanzar en la culminación de aquel viejo sueño, aunque ya a finales de la centuria anterior se efectuaron algunas experiencias notables; es el caso de dos norteamericanos: David Bushnell (1742-1826), que diseñó un ingenio submarino, el Turtle, con el que, parece, atacó en 1776 un velero de la arma- da británica, el HMS Eagle, y Robert Fulton (1765-1815), quien culminó proyectos previos con la construcción, en 1800, de un prototipo al que denominó Nautilus. En España, los pioneros más notables fueron Narciso Mon- turiol (1819-1885) e Isaac Peral (1851-1895). El primero construyó un submarino, su céle- bre Ictíneo, cuyo primer modelo botó en el puerto de Barcelona el 28 de junio de 1859, presentándolo en público el 23 de septiembre, cuando logró que navegase completamente sumergido durante dos horas y veinte minu- tos, a una profundidad de 20 metros.
El Capitán Trueno Extra, 319, «La clave de un enigma», 1966
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