Page 18 - Fernando Sinaga. Ideas K
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La esencia del arte es la libertad de pensamiento y acción Entrevista de Gloria Moure a Fernando Sinaga
GLORIA MOURE Para iniciar, hay algunos aspectos de tu obra que me gustaría matizar. Por ejemplo, siempre hablas de ti como un escultor y en muchas de las obras las cuestiones que se plantean son esencialmente pictóricas, la superficie, la reunión indisociable entre materia e imagen, configuraciones en clave de trayecto perceptivo,...
FERNANDO SINAGA Mi formación académica inicial se desarrolló dentro del campo de la pintura y su aprendizaje me obligó a desarrollar una práctica sujeta tan sólo a lo que sucedía dentro de un lienzo en blanco, un espacio bidimensio- nal donde era necesario introducir una acción que necesitaba una distancia visual que me permitiera distinguir cómo seguir avanzando. Es decir, en la pintura encontré el aprendizaje de la construcción de la imagen, algo que podía realizar de principio a fin, de forma que a través de esa experiencia pude obtener una cierta autonomía creativa. La práctica de la pintura me dio también una cierta visión inmaterial de la realidad y una levedad que utilizaría posteriormente en el campo de la escultura. Esta experiencia como pintor me ayudó a desarrollar un tipo de visualidad que reforzaría mi idea de una escultura de marcado carácter divergente.
GM Hay una parte de tus obras que, debido a la naturaleza de los materiales empleados, cambian según el punto de visión o la intensidad de la luz, ya que precisan de factores externos a ellas para completar su configuración final. ¿En qué medida la percepción es trabajada como un material más?
FS La primera vez que visité el Gabinete de lo abstracto de El Lissitzky comprendí que mi relación con el espacio debía desarrollar una cierta confu- sión entre los géneros. Era el año 1985, y por aquel entonces disponía ya
de una cierta experiencia artística, había terminado mis estudios de pintura
y escultura diez años antes, tenía una experiencia expositiva y había estado en Estados Unidos donde había estudiado la escultura moderna y contem- poránea detenidamente. Es en Lissitzky donde entendí la importancia de esa confluencia de disciplinas y fue en esta obra del Museo Sprengel de Hanno- ver donde pude ver cómo el espacio se había convertido en el objetivo final de la misma. El diseño, la pintura, la escultura y la imagen eran parte de la arquitectura y del mobiliario. Esa fusión de las prácticas artísticas transformó mi consideración del arte y de la escultura.
Lissitzky había creado una confusión perceptiva al introducir el movimiento del espectador como una parte esencial para activar el espacio y la forma. La realidad plástica era óptica y cambiante y ya nada era estático. La pintura se había aliado con la escultura para crear una modificación del espacio. En ese momento, mi dilema creativo parecía haber encontrado una respuesta y podía por tanto dar una salida a mis innumerables contradicciones y divergencias.
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