Page 174 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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Beethoven: un gramófono y los discos de las sinfonías de Beethoven fueron los regalos que sus colaboradores le hicieron al presidente Azaña el día de su cumpleaños...
Seguimos sus apuntes sobre la experiencia de escuchar grandes obras mu- sicales, de asistir a conciertos, de hablar sobre composiciones, en entradas de su diario, en las memorias de su indispensable amigo Cipriano de Rivas Cherif. Y leemos esa hermosa respuesta, tras las felicitaciones por una in- tervención pública, atribuyendo “haber acertado en un discurso” por haber oído antes la sinfonía número 41 en do mayor, de Mozart, la última com- puesta por el genial músico de Salzburgo, quien le imprime un tono de triunfo y fortaleza que explica el sobrenombre de sinfonía Júpiter por el que se la conoce.
“Scherzo”
En 1928, dictadura de Primo de Rivera, se celebran tertulias políticas clan- destinas en el laboratorio que el farmacéutico José Giral tiene en la calle Atocha. Abril de 1931, un grupo de amigos va a buscar a Azaña al piso donde está escondido y lo acompañan hasta la Puerta del Sol. Azaña se asoma al balcón del Ministerio de Gobernación y va, después, hasta el Pa- lacio de Buenavista, donde se hace cargo del Ministerio de la Guerra. El 2 de junio de 1932, José Ortega y Gasset, catedrático de Metafísica en la Universidad Central de Madrid (pronto Universidad Complutense), escri- be en el periódico madrileño Crisol un artículo que titula “Introducción a otra cosa”. Jugando con el apellido y la palabra de idéntica pronunciación que solo difiere al ser escrita, alaba al político ante su decisión de regenerar y reducir el ejército. De enorme, fabulosa, inverosímil y única en el mundo tacha la “hazaña de Azaña”.
Tal divertimento del filósofo se convierte pronto en una frase hecha que recoge el ambiente de cambio del nuevo Gobierno, y que será el motivo del chotis que, ese mismo año, componen José Guarido y Vicente Quirós. Es mi Manuel (Azaña) será estrenado en Madrid por la barcelonesa Enri- queta Serrano, pareja del compositor Pablo Sorozábal, cuyas zarzuelas más representativas protagonizará la cantante y actriz de mayor proyección in- ternacional de su momento. En Barcelona, lo estrena Rosita Fontanar, po- pular vedete del Molino del Paralelo, esposa de Quirós. Si aportamos el nombre de las parejas de ambas, es para situarlas en el círculo de la España del momento, anticipando, por ejemplo, que el apoyo de Serrano y Soro- zábal a la República tuvo drásticas consecuencias para sus vidas tras la Gue- rra Civil, sobre todo para el músico.
Guarido y Quirós recorrían, a ritmo de popularísima verbena, la actualidad política, contradictoria, representada por Manuel Azaña. Enriqueta Serrano y la orquesta Los Bolivios, en el Madrid “sicalítpico” representado por el
manuel azaña, o la música contra insultos y fusiles 173




























































































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