Page 230 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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9 Nota biográfica sobre Chiappe. En 1940 pereció cuando cayó al mar el avión en le que viajaba para hacerse cargo de su puesto de embajador en Oriente Medio.
10 Mola, Emilio, Memorias, Barcelona, Planeta, 1977, p. 85.
parisino, de todo el elenco de representantes del caído régimen. Había la- brado contactos personales muy estrechos con el exrey, quien, no lo olvide- mos, también pasaba larguísimas temporadas en Francia.
Según el ex director general de Seguridad en el periodo final de la monar- quía, Quiñones de León (cuyos papeles parecen también haberse volatili- zado), se había inmiscuido en los temas de seguimiento de la entonces oposición republicana a la dictadura. Tenía a sus órdenes directas al comi- sario José Ramón Bazaga, que funcionaba con autonomía de la DGS desde la época de Juan de la Cierva como ministro de la Gobernación, y se ma- nejaba con gran destreza por los vericuetos oscuros de la política francesa. Era íntimo amigo de una figura muy discutida, el prefecto de policía Jean-Baptiste Chiappe, que conocía como su propio bolsillo todos los ro- dajes, todos los recovecos y todos los trapos sucios de la vida política fran- cesa. Había sido, no cabe olvidarlo, director de la Sûreté Générale (Nacio- nal desde 1934) y a pesar de varios intentos por desmocharlo, no fue posible lograrlo hasta que Édouard Daladier lo cesó por su participación en el asunto Stavisky. Chiappe, perro guardián del gran capital, como se le denominó, siempre ayudó a los monárquicos mientras estuvo en París, donde terminó ocupando varios puestos en la esfera municipal y luego como diputado por el distrito 169. Ni Madariaga ni su segundo podrían actuar como lo hizo Chiappe. Mola10, por su parte, montó un servicio de información independiente del de la embajada.
Repercusión en Londres
Cuesta trabajo comprender cómo los gobiernos del primer bienio no re- accionaron ante los ataques monárquicos en el exterior. Evidentemente, la situación interna recababa toda su atención, pero sus enemigos no soltaron presa. Al opúsculo mencionado en este análisis siguieron otros que mencionó Denéchère, pero es que al año siguiente un grupito de monárquicos en Londres, con unos cuantos amigos británicos, publicaron un panfleto que se agotó rápidamente tras obtener algunas buenas recen- siones en la prensa. Con Anonymous como autor y bajo el título de The Spanish Republic. A Survey ot Two Years of Progress, reprodujeron, en la editorial católica Eyre and Spottiswoode, todos los tópicos de la oposición contra los gobiernos del primer bienio basándose en discursos y artículos de Calvo Sotelo.
Los miembros ingleses del grupo representaban la infección desatada por el fascismo italiano en ciertos círculos británicos. Los encabezaba sir Char- les Petrie, historiador y católico, que destacaba por sus estruendosos ataques al liberalismo decadente, a la vez que saludaba la virilidad de las jóvenes potencias fascistas; un diputado conservador, Victor Raikes, derechista fu- ribundo; Douglas Francis Jerrold; Luis Bolín, y el duque de Alba. Conta- ban con fácil acceso a varios diarios de derechas como The Morning Post,
Conspiración monárquica: Azaña en la diana 229



























































































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