Page 276 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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Alfonso
Azaña en el mitin de Comillas Fotografía, Madrid, 20 de octubre de 1935
Ministerio de Cultura y Deporte. Archivo General de la Administración. 33-02973-00034-046-r
LAS ELECCIONES DE NOVIEMBRE DE 1933 EXPULSARON
del poder a la conjunción republicano-socialista y, con ella, a Manuel Aza- ña de la jefatura del Gobierno. La tragedia de Casas Viejas, el malestar del Ejército, la oposición de la Iglesia y las contradicciones de la reforma agra- ria, amén de la creación de un nuevo partido: la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), con un joven líder a la cabeza, José María Gil Robles, que parecía reunir en sus filas todas las características necesarias para aunar voluntades y desbancar, con su accidentalismo sobre la forma de gobierno, a la joven República, quebraron en las urnas las ex- pectativas y las reformas que el primer bienio había impulsado con arrojo y convencimiento.
Precisamente sería la entrada de tres ministros de la CEDA en el cuarto Gobierno Lerroux, en octubre de 1934, la que desencadenaría la Revolu- ción de Asturias y la proclamación del Estado catalán dentro de “la Repú- blica Federal Española”. Ambos hechos, en los que se vería indirectamente implicado Manuel Azaña, le llevaron a ser procesado y encarcelado. Deten- gámonos someramente en ambos. Azaña estaba en Barcelona cuando el 6 de octubre de 1934 el presidente Lluís Companys proclamó la República Catalana en el balcón de la Generalitat. Había ido, como otras muchas personalidades políticas del momento, al entierro de Jaume Carner, amigo y correligionario (había sido ministro de Hacienda en el segundo Gobierno Azaña), que acababa de fallecer1. Pero le acusaron, le detuvieron y le pro- cesaron. Son sobradamente conocidas las imágenes de Azaña en el Sánchez Barcáiztegui, anclado en el puerto de Barcelona (primero estuvo en el bu- que Ciudad de Cádiz y después en el destructor Alcalá Galiano), donde permaneció arrestado y donde recibió la noticia de la muerte de su único
1 Una muestra del afecto que Azaña sentía por su ministro, en Azaña, Manuel, Obras completas, edición de Santos Juliá, Madrid, Centro de Es- tudios Políticos y Constitucionales, 2007, vol. 4, anotación de 19 de fe- brero de 1933, pp. 612-613.
AZAÑA O LA FUERZA DE LA PALABRA
Ángeles Egido León
Universidad Nacional de Educación a Distancia
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