Page 324 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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Anónimo
Instrucción militar de milicianas Fotografía, Madrid, agosto 1936 Ministerio de Cultura y Deporte. Archivo General de la Administración. 07343
La guerra es un crimen que nunca se disculpa, que no debe aceptarse jamás, que es necesario impedir. Manuel Azaña
SIN EMBARGO, AZAÑA, QUE SE RECONOCÍA COMO “ESPAÑOL
en los huesos y en la sangre” y fuera la encarnación misma de la República, se vio sorprendido en el ojo del huracán de una guerra civil al frente de la presidencia de aquella. Una guerra civil que iba a desgarrar de nuevo su amada patria, pero esta vez de arriba abajo, de Finisterre a Cartagena y de Ayamonte al cabo de Creus, con consecuencias muchísimo más traumáticas y persistentes que las carlistadas anteriores.
La dimensión de estadista de Azaña se agranda cuando es capaz de mante- nerse firme en sus principios hasta el final de la guerra y se achica cuando, humano al fin, tiene miedo, sabedor de que, si cayera en manos de los re- beldes, sería humillado y le fusilarían sin formación de causa o en una pa- rodia de juicio. La destrucción de la República a sangre y fuego le destruye también a él. Horrorizado siempre por los ríos de sangre que la guerra conlleva, hará todo lo posible por detenerla frente a un general Franco que desde sus mismos inicios se negó rotundamente a negociar y declaró al periodista norteamericano Jay Allen, con la frialdad que siempre le carac- terizó, que si era necesario fusilar a media España para garantizarse el triun- fo, lo haría sin pestañear: “A cualquier precio”, sentenció.
Si bien podemos establecer varias etapas en la trayectoria biográfica de Azaña, dentro de la última de ellas, según Juan Marichal, que abarcaría el
AZAÑA EN GUERRA: EL FACTOR HUMANO
Alberto Reig Tapia Universitat Rovira i Virgili
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