Page 58 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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 Alfonso
Colocación de la primera piedra del Cuartel del Goloso, a la que asiste
el jefe del Gobierno Manuel Azaña Fotografía, Madrid, 30 de enero
de 1933
Ministerio de Cultura y Deporte. Archivo General de la Administración. FONDO ALFONSO-020244
El caso de Madrid es singular para una capital. A los quince minutos de salir de casa, puede uno emboscarse en un monte solitario, disolverse en el natural, no corregido por nadie. Sin hablar de la calidad del pai- saje. Aquellos lugares infunden en el ánimo el tónico acendrado de su hermosura. Profunda, sin ostentación imponente. Solemne. Por la vía de la cual aprendí a evadirme de lo cotidiano y a restaurar en su nuda vetustez las cosas, como siempre fueron, antes de la mecánica, del turis- mo, de los deportes. Los riscos que señorean el Hoyo de Manzanares abren un balcón sobre el valle de Cerceda, delante de la Maliciosa y la Pedriza. Un navazo alfombrado de yerbas olorosas: el horizonte, desde Gredos al Ocejón: Navachescas. Espesar de las encinas antiguas. Gamos en libertad. Suavidad incógnita del valle del Manzanares. Y aquel alto- zano, más allá de Alpedrete, de cara al circo de Siete Picos y Cabeza de Hierro, brillante como acero, húmedo de nieves derretidas, de chorros que se despeñan. Más lejos, la majestad del pinar de Balsaín. Y los oca- sos en Cueva Valiente, teñidos de rojo, de malva, los celajes sobre la tierra segoviana. Apropiándome por la emoción tales lugares, he sido más fabulosamente rico que todos los potentados del mundo.
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