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MÚSICA
ARTÍCULO 159
el ritmo; Pablo Martín Caminero interpretará el violo- ne (equivalente al contrabajo contemporáneo) y, por último, Daniel Garay tocará varios instrumentos histó- ricos de percusión. Además Solinís tocará también la alboka o albogue, un instrumento de viento con doble caña construido con un cuerno, “un instrumento típico del legado de la cultura árabe en la península”.
El programa incluirá danzas populares como Bralea– Pelegria Naiziela, Urruska–Fandangoa y Koumis–Ex- patadantza, la Sonata en Re de Mateo Pérez de Albé- niz, maestro de capilla y organista en Logroño y San Sebastián a principios del siglo XIX. También sonarán obras inspiradas en la tradición vasca, adaptadas por compositores franceses como Jean–Baptiste Lully, Marin Marais, Le Clerc o Claude Gervaise. Muchas de ellas se titulan “bourrée de basque” o “bourrée pour les basques” (bourrée es el nombre francés de un tipo de danza tradicional que a menudo fue estilizada para su adaptación al ballet).
En la última parte del concierto, Euskal Barrokensem- ble interpretará obras de los españoles Gaspar Sanz (Mariona y Canarios), Francisco Guerau (Chacona) y Santiago de Murcia (Cigras selectas de guitarra y Zarabanda).
Esta mezcla de músicas pretende dejar constancia del ambiente musical de la corte del Rey Sol que, casa- do con la española María Teresa de Austria, alentó el mestizaje musical entre Francia y España. Además, el programa del concierto hace hincapié en la importan- cia que tenía la danza en la música instrumental. “Es curioso que la mayoría de los músicos hoy no sabemos danzar, pero esa disociación entre el músico y el danza-
rín es reciente. En las cortes de Enrique IV de Navarra, de Luis XIII y Luis XIV de Francia, por ejemplo, la danza era muy importante en la vida de la corte y la música y la danza estaban completamente fusionadas”. De hecho, como recuerda Solinís, muchas partituras de la época incluían indicaciones gráficas para ejecutar las coreografías.
El trabajo de reconstrucción de las músicas históricas es complicado y deja mucho espacio a la interpreta- ción, ya que sus partituras originales, al contrario de la época romántica en adelante, no daban indicacio- nes exhaustivas para su interpretación. “El estudio de la llamada música antigua o músicas históricas ha devuelto al intérprete su protagonismo como crea- dor”, señala Solinís. Opina que el intérprete durante siglos fue considerado un creador en el sentido ab- soluto, “pero en una mínima porción de la historia, a partir del siglo XVIII y XIX, se ha creído que el músico era simplemente un médium entre el compositor y el espectador”.
Tras su paso por Praga, Solinís y su Euskal Barroken- semble continuarán su periplo divulgando las músi- cas tradicionales de su tierra y del resto de España. Su próxima parada será la abadía de Conques, en el suroeste de Francia, donde interpretarán Euskel An- tiqva, un repertorio de música tradicional vasca que han grabado recientemente en el sello Alia Vox, de Jordi Savall.