Page 7 - El retrato español en el Museo del Prado
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La presente y singular exposición, tan interesante por la calidad de las piezas que la componen como por el valor intrínseco de cada una de ellas, desde el triple punto de vista histórico, estético y técnico, es resultado de una feliz colaboración entre el Mu- sée Ingres de Montauban, el Museo Nacional del Prado de Madrid y Acción Cultural Española (AC/E).
A cambio del envío de un acertado conjunto de obras fundamentales de Jean-Auguste- Dominique Ingres, que se prestan temporalmente para constituir la primera exposición monográfica que se dedica a este artista en España, y en el primer museo de la nación, el Musée Ingres recibe una escogida selección de lienzos del Prado con excepcionales retratos españoles, que están comprendidos cronológicamente entre los siglos XVI y XIX, desde el reinado de Felipe II (1556-98) al de Alfonso XIII (1886-1931), aunque, de hecho, el itinerario concluya en 1901, en plena Belle Époque europea.
Este atinado repertorio de cuadros, que revela una decidida política de promoción del arte español en Francia, aprovechando en este caso la obligada reciprocidad de un contacto entre museos que para llevarlo a cabo emplean los fondos de sus colecciones respectivas, permitirá admirar el genio pictórico de algunos de los grandes maestros del género, entre ellos el Greco, Alonso Sánchez Coello, Diego Velázquez, Francisco de Goya o Joaquín Sorolla, que se dedicaron con destreza a concretar sobre las telas los rasgos de diferentes figuras históricas o personalidades privadas que formaron parte de su mundo, trayéndolas a un primer plano de la actualidad merced a sus extraordinarias dotes de observación, sus incesantes estudios y tratamientos basados en la captación del alma de sus modelos con la apropiada hondura psicológica y a su conveniente y meritorio manejo de los pinceles.
Esperamos que la muestra resulte plenamente satisfactoria para el público francés y que éste se beneficie de la activa e inteligente cooperación que ha contribuido a hacerla posible, poniendo de relieve que el mutuo entendimiento siempre es fértil en efectos prácticos para quienes hacen coincidir los intereses que se buscan mancomunadamente, estructurándolos sobre acuerdos útiles. De una parte se despliega como una exquisita manifestación cultural que ofrece las señas de identidad de una sociedad segura, vi- brante y multiforme, así como rica en facetas sociopolíticas, debido a los análisis que desvelan los códigos de representación de esta tipología de imágenes decididamente humanas, y de otra como una detallada panorámica de un expresivo compendio de los trabajos de autores que se cuentan entre los más distinguidos de la tradición artística española y europea, a la vez que sus tareas son un fiel reflejo de las transformaciones acaecidas a lo largo de varias centurias en la conformación y el desarrollo del espíritu y los condicionantes que subyacen en el del cultivo del retrato así como de lo que éste simboliza y transmite a la posteridad; ya que ofrecer una visión diferente de las obras