Page 182 - Revista de Occidente o la modenidad española
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                                escribió al frente de su «Evocación de Ortega», que a su vez abre Ortega y los existencialismos, de donde lo cito). Y, en la otra dirección, Eduardo Creus Viniers explica perfectamente (en su prólogo a los citados Ensayos) que «de todas las elecciones de Ortega con- cernientes a la revista, la más atinada fue la de su se- cretario de redacción. No sabemos qué habría sido de la Revista de Occidente sin Fernando Vela [...], pero no es imposible que hubiera quedado un poco a me- dio hacer, como tantos otros proyectos orteguianos».
No se puede saber si podría haber existido otra per- sona que cumpliera con similar diligencia todo lo que Vela hizo al frente de la secretaría de redacción de la revista, pero sí podemos dar por seguro que Ortega,
tan atareado y con tantos asuntos exigiendo su super- dotada atención en su mesa de trabajo, en ningún caso podría haberse ocupado de la publicación que, cien años después, brilla con tantos significados (y que en muchos sentidos mantiene hoy el espíritu fundacio- nal). No es que se desentendiera de su creación, pero hay pocas dudas de que, tras comprobar la eficacia de su «lugarteniente» (y la lealtad con la que cumplía sus primeras directrices sobre enfoques y contenidos), de- legó en él un enorme porcentaje de las elecciones al res- pecto y pudo dedicarse a otros proyectos que, en todo caso, a su vez fecundarían y condicionarían el ideario estructural de la revista, como sus dos libros de 1925: La deshumanización del arte e Ideas sobre la novela.
Y sigue Creus Viniers:
Vela se preocupó por mantenerse al día de las principales novedades científicas y culturales, estuvo detrás de to-
das las decisiones importantes y compartió con Ortega la responsabilidad de elegir y rechazar colaboraciones. Los aciertos, a la vista está, fueron más que notables en cuanto
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