Page 204 - Revista de Occidente o la modenidad española
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                                 escalera sin barandillas. La pequeña habitación daba a un despacho en el que, según nos cuenta Fernando Vela, trabajaban él mismo, Ortega, su hermano Manuel, la secretaria de Ortega, Dolores Castilla —Lolita de Occidente, como la llamaba García Lorca— o Ángel Pumarega. Una redacción íntima, casi de revista vanguardista de provincias, que sin embargo no tardó en mudarse dentro del mismo edificio a dos habitaciones más amplias, a las que luego se añadió un despacho para Ortega y un salón que serviría de sede para la famo-
sa tertulia que acogería casi inmediatamente.
La tertulia de Revista de Occidente, naturalmen-
te dirigida por Ortega, fue la sucesora, en versión elitista, de la que tenía el filósofo madrileño en el café de la Granja El Henar. En ella, tanto el propio Ortega como el secretario de la revista, Fernando Vela, practicaban un verdadero derecho de admi- sión que se traducía en limitar el acceso a la tertu- lia a solo aquellos que se deseaba estuvieran. Era una tertulia más escogida que las celebradas en los cafés, donde era mayor la posibilidad de participa- ción, pero también era una reunión que se celebra- ba en un entorno privado, no público, como eran los salones de los cafés madrileños. Una circunstancia que también contribuye a explicar la presencia de dos mujeres, María Zambrano y Maruja Mallo, pues en esos años, como recuerda la pintora ultraísta Norah Borges —hermana de Jorge Luis y mujer de Guillermo de Torre—, no estaba bien visto que una señorita fuera a los cafés. La redacción de Revista de Occidente sin duda era algo muy distinto de las tertulias de café y esta diferencia de nuevo subra- yaba la vocación de cambio y de modernidad de Ortega y de la propia revista. Y es que, a los ojos
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