Page 205 - Revista de Occidente o la modenidad española
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Unos pocos títulos
al respecto: Antonio Espina, Las tertulias de Madrid, Madrid, Alianza, 1995; Antonio Bonet Correa, Los cafés históricos, Madrid, Cátedra, 2012;
y Antoni Martí, Poética del café.
Un espacio de la modernidad literaria europea, Barcelona, Anagrama, 2007.
de algunos, los cafés madrileños y sus tertulias te- nían un aire decimonónico que no pocas veces se identificaba con lo más rancio de la sociedad de la Restauración. Los cambios sucedidos tras el final
de la Gran Guerra y que, como dijo el ministro de Weimar Gustav Stresemann, habían hecho que la historia entrara en todos los lugares sin preguntar, se quedaron a las puertas de los cafés. Se diría que esos locales, tan activos y vivos durante la centuria anterior, ahora, al comenzar en 1918 ese nuevo si- glo, representaban lo viejo, lo caduco. Los nuevos bares, las cafeterías y restaurantes, las coctelerías, los snacks y cabarets aparecían en los lugares en
los que la nueva arquitectura construía los edificios racionalistas de ventanas de cortina y formas curvas y redondeadas. Estos locales ni eran ni podían ser
el lugar de las tertulias de café sobre las que tanto
se ha escrito.16 Unas reuniones que no tenían ca- bida en la nueva avenida de aire moderno que era
la Gran Vía, especialmente de ese tramo que traía Nueva York a la Meseta, como era la avenida de Pi y Margall. Era un símbolo del rumbo de los tiempos
y de la voluntad de cambio que inspiraba todo lo que rodeaba a Revista de Occidente que Ortega deci- diera trasladar la tertulia de la Granja El Henar que se reunía en un lugar tan tradicional, casi diría que castizo, como la calle de Alcalá, a otro que represen- taba y acogía todo lo que se consideraba moderno
y cosmopolita. La «tertulia de los occidentales» mostraba una temprana intención de distanciarse de las tertulias de los rancios cafés de las calles cas- tizas y galdosianas para mostrar que era otra cosa.
Según refiere Ramón Gómez de la Serna
en Automoribundia, la tertulia de Revista de Occidente era el «presbiterio de la revista, y allí
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