Page 358 - El rostro de las letras
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TIEMPOS NUEVOS
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ilustraron a menudo las páginas de la prensa gráfica, dando fe de
los lances diversos de sus vidas, marcadas, unas más que otras, por las heridas de la Guerra Civil. La de Muñoz Seca (El Puerto de Santa María, 1881-Madrid, 1936) tuvo un final trágico, en las primeras horas de la contienda. En las fotografías aparece siempre sonriendo, lo mismo en las realizadas por Campúa y Compañy en el arranque del siglo, como en otras posteriores de Cortés, Díaz Casariego, Duque y Santos Yubero. Sólo en alguna de Biedma encontramos al autor de La venganza de don Mendo cariacontecido y como ensimismado, con la antena de sus bigotes atenta ante las acechanzas del infortu- nado tiempo futuro. También la Guerra Civil hirió a Concha Espina (Santander, 1877-Madrid, 1955), de la que se conservan numerosas fotografías de Káulak que certifican su belleza adolescente, la sereni- dad de su mirada en los días de sus famosos viernes, que celebraba en su casa de la madrileña calle de Goya. Allí le encontró muchas veces Cansinos Assens, “bella y desgraciada”, rota ya su estampa
de hermosa virgen montañesa. Después del huracán de la Guerra
Pedro Muñoz Seca nunca perdió su gesto amable, en el que nunca estuvo ausente la sonrisa. Sólo en contadas ocasiones, su rostro alegre pareció reflejar la sinrazón de los infor- tunados momentos finales de su vida, víctima inocente del cainismo nacional. La fotografía de la izquierda la tomó BIEDMA en 1905. La de la derecha, de 1925, es de Julio DUQUE (Colección particular)
  




























































































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