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Durante la conferencia anual de 2023 de la Asociación
Estadounidense de Bibliotecas en Chicago, se vio a Tracie
D. Hall, su entonces directora ejecutiva, con una bolsa
de mano que decía: «Gente libre lee libremente».
Introducción
La libertad de leer y publicar son pilares
largamente establecidos de la democracia
estadounidense. Pero en 2025, estas libertades
fundamentales se enfrentan a un asalto sin
precedentes.
Desde 2021, un movimiento político organizado
de derechas ha tratado de prohibir libros y auto-
res que aborden principalmente temas LGBTQ+,
sobre raza y racismo, o de contenido sexual de
cualquier tipo, incluidas obras literarias clásicas
y galardonadas, tanto en escuelas como en
bibliotecas. Apoyados y organizados por grupos
políticos conservadores nacionales emergentes,
estos esfuerzos han tenido como objetivo una
amplia franja de libros en comunidades de todo
el país.
Este movimiento se ha desarrollado a nivel local,
estatal y federal, desde la dirección de biblio-
tecas y escuelas en comunidades locales hasta
legislaturas estatales e incluso en el Congreso.
Desde 2022, varios estados han aprobado leyes
que exponen a bibliotecarios, educadores y, en
algunos casos, libreros a responsabilidad penal y
civil o a consecuencias profesionales por sim-
plemente poner a disposición libros que estos
activistas de derecha consideran inapropiados.
Y quizás lo más preocupante es que algunos
de estos activistas han adoptado el acoso y la
intimidación como táctica.
Desde que este movimiento de censura echó
raíces en 2021, los defensores de la libertad
de lectura, los editores y las organizaciones
bibliotecarias intensificaron sus esfuerzos para
contraatacar con campañas de concienciación
pública, esfuerzos políticos y, sobre todo, litigios.
Y desde 2022, estos esfuerzos han tenido cierto
éxito, sobre todo con victorias en varios casos
judiciales destacados.
Sin embargo, en 2025, con la reelección de
Donald Trump a un segundo mandato como
presidente de Estados Unidos, han aumentado
las preocupaciones de que los censores de libros
se envalentonen. De hecho, en el primer día de
dicho mandato, la Oficina de Derechos Civiles
del Departamento de Educación de Estados Uni-
dos desestimó todas las quejas pendientes sobre
prohibiciones de libros y calificó las acusaciones
de prohibición de libros como un «engaño»1. Esa
medida forma parte de los esfuerzos más am-
plios de la Administración para poner fin a todos
los programas de diversidad, equidad e inclusión
apoyados federalmente2
.
Estos amplios esfuerzos para atacar cualquier
cosa que remotamente toque la diversidad, la
equidad y la inclusión han puesto a la Admi-
nistración de Trump y a sus aliados en abierta
oposición con bibliotecarios, educadores, edito-
res, autores y activistas. Después de todo, como
afirmó Deborah Caldwell-Stone, directora de la
Oficina para la Libertad Intelectual de la Aso-
ciación Estadounidense de Bibliotecas, en una
entrevista a Publishers Weekly, el movimiento de
prohibición de libros actualmente en curso en los
Estados Unidos es, en esencia, más que un asalto
1 https://www.ed.gov/about/news/press-release/
us-department-of-education-ends-bidens-book-
ban-hoax
2 https://www.whitehouse.gov/presidential-ac-
tions/2025/01/ending-radical-and-wasteful-gover-
nment-dei-programs-and-preferencing/
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