Page 95 - Anuario AC/E de cultura digital 2025
P. 95

Introducción
Es difícil hablar de inteligencia en plantas sin que
más de una persona arquee una ceja con escepti-
cismo. No importan las coordenadas geográficas
ni el contexto en el que se saque el tema: cada
vez que se sugiere que el mundo vegetal podría
ser, de hecho, inteligente, la desconfianza y la
sospecha aparecen en escena, actuando como
freno. Esto ocurre, especialmente, cuando se
aclara que la idea de la inteligencia en plantas
no es una metáfora ni una simple manera de
hablar, sino una propuesta que las considerara
inteligentes en un sentido literal. En el libro de
divulgación científica Planta sapiens1 se desarrolla
esta idea: las plantas y los humanos, homo y
planta, comparten algo fundamental: ambos son
sapiens.
Curiosamente, la reacción es muy diferente
cuando atribuimos inteligencia a otras entidades,
como algoritmos, robots o nuestra aspiradora
automática de última generación. En estos casos,
hablamos de su inteligencia sin que ello despierte
una respuesta tan cargada de duda y recelo: ob-
servamos como la aspiradora recoge, una a una,
las pelusas de debajo de la cama, detectando
y rodeando los obstáculos que encuentra, y el
pensamiento «¡qué lista es!» se forma automá-
ticamente en nuestra cabeza. Incluso acuñamos
el término «inteligencia artificial generativa»
para describir todo un campo de innovaciones,
sin que esto genere problemas sustanciales ni
cuestionamientos hacia quienes emplean dicho
término. Entonces, ¿a qué se debe esta marcada
diferencia?
Antes de explorar a fondo esta cuestión, es
importante establecer un punto de partida: la
inteligencia no es una propiedad que pueda
observarse directamente. No es algo tangible
que pueda verse directamente, sino que es una
1 Paco Calvo y Natalie Lawrence, Planta sapiens:
descubre la inteligencia secreta de las plantas, trad.
del inglés de Javier Calvo, Barcelona, Seix Barral,
2023.
propiedad que atribuimos a un organismo (o a
una entidad artificial) en función de lo que hace.
Así, si su comportamiento se ajusta a ciertas
expectativas, inferiremos que «es inteligente» o
que está actuando «de manera inteligente».
La pregunta que surge entonces es: ¿por qué
parece que tenemos una mayor predisposición
a atribuir esta característica a una aspiradora,
pongamos por caso, que a una planta? ¿Qué
tiene el mundo vegetal para que el escepticismo
nos atraviese cada vez que se plantean estos
debates? O, mejor aún: ¿qué ideas preconcebidas
albergamos hacia el mundo vegetal, que no
aplicamos a otras entidades, para que nos resulte
tan complicado hablar de ellas en términos de
inteligencia?
En este artículo vamos a revisar la noción de
inteligencia en plantas y las consecuencias
que se derivan de cambiar nuestra forma de
entenderlas. Revisaremos así las preguntas de
investigación que surgen al superar los sesgos
que asumimos de manera implícita, el tipo de
cuestiones científicas que esto permite plantear
y algunas de las posibles consecuencias tecnoló-
gicas que se derivan.
¿Por qué nos cuesta entender a
las plantas como inteligentes?
El reino vegetal forma parte del entorno con el
que interactuamos a diario. Sin embargo, pese
a que continuamente vemos plantas a nuestro
alrededor no parecemos ser capaces de fijarnos
en ellas. De hecho, diferentes estudios en psico-
logía señalan que padecemos lo que se ha deno-
minado «ceguera atencional» hacia las plantas:
están presentes, pero no logran captar nuestra
atención (Wandersee & Schussler, 1999).
El mundo vegetal pasa por tanto a ser parte
del decorado, del paisaje, del atrezo. Vemos a
las plantas como objetos decorativos o, en el
mejor de los casos, como fuente de recursos.
En la ficción y en nuestro imaginario, suelen
Anuario AC/E de cultura digital 2025
ANUARIO AC/E DE CULTURA DIGITAL 2025
95












   93   94   95   96   97