Page 30 - Barbieri. Música, fuego y diamantes
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BARBIERI. MÚSICA, FUEGO Y DIAMANTES
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La España Musical, n. 341, 18-1- 1873. Madrid, ICCMU, 2001, v. 1, p. 30.
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Citada en José Subirá: La Música en la Academia. Historia de una sección, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1980.
La estrategia de Barbieri es incardinar la música dentro de la sociedad y la cultura, para ello necesitará componer unas obras que marquen el camino de nuestra cultura, como hace con Jugar con fuego, pero al mismo tiempo con el inicio de una labor de in- vestigación sobre nuestra historia, con la presencia en los medios de comunicación, o la generación de unas estructuras musicales capaces de crear y llenar un mercado. Es aquí donde en una consciente estrategia los músicos se unen a través de un potente asocia- cionismo que desemboca en dos sociedades, la del Teatro del Circo y la del Teatro de la Zarzuela. El asociacionismo obliga a Barbieri y sus colegas a entrar en contacto con el mundo literario e iniciar eso que denominamos en este apartado los círculos de Barbieri.
La lucha por el cambio a la que nos referimos fue especialmente activa desde 1850 hasta la llegada de la Primera República en 1873. Durante esos años se irán labrado tantos cambios en la música que por fin numerosos políticos del momento republi- cano se preocuparon por este arte y la música vivió una actividad sin precedentes. Es significativo que ya en diciembre de 1868 Emilio Arrieta sea nombrado director de la Escuela de Música y Declamación, en la que permanecerá hasta su muerte en 1894. Con el apoyo de su amigo Abelardo López de Ayala pudo llevar a cabo me- joras educativas y solucionar los problemas del centro.
La República actuó con una gran conciencia musical y realizó sustanciales reformas, tratando de sacar a la música del ostracismo social. Sin duda era consciente de la fuerza de la música en un momento en el que, como en una breve noticia de La España Musical de 1870 se señalaba, existían en España 2.293 sociedades de recreo de las que 98 eran dramáticas, 133 de música y 131 de baile24.
Existen numerosos datos que avalan la vocación musical de varios políticos del momento y su participación en la vida operística. Un lugar especial lo ocupa el gran melómano Emilio Castelar. Presidente de la República, y gran aficionado a la ópera, era uno de los miembros del famoso «palco de los sabios del Real», donde acudían personalidades «de alta significación en las artes o las letras», y que «presidían» desde su sabiduría Barbieri y Arrieta.
Es este nuevo ambiente el que conduce al decreto de entrada de la música en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, capitaneado casi en exclusiva y como una auténtica cruzada por Barbieri contra el empecinamiento de Federico de Madrazo, su presidente y sus colegas, empeñados en que esto no sucediese. Hay una dura carta de Barbieri, digna de lectura:
Nunca he querido que los favores a mi arte sean mendigados, sino hechos por la fuerza de la razón y la justicia (...) Pero Vd. sin duda creyó que yo tenía fu- ror por lucirme, y no comprendió que, nada es para mí; todo es para el arte que represento, al cual veo ultrajado y pisoteado por las otras que constitu- yen la antigua Academia, las cuales sin duda se han olvidado del precepto de Vitrubio, nec musicus, ut Aristoxenus, sed nec amusus, y tratan hoy a la música como un trapo viejo (...) Desengáñese Vd., amigo Madrazo, en la oca- sión presente la Academia de San Fernando es mal tendedero y no ha sabido disimilar el disgusto con que ha visto entrársele por las puertas la Música25.























































































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