Page 32 - Barbieri. Música, fuego y diamantes
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BARBIERI. MÚSICA, FUEGO Y DIAMANTES
Retrato de Giorgio Ronconi de Antonio María Esquivel, ca. 1846. Teatro Real [cat. 31].
Fotografía del tenor Enrico Tamberlick en Lucrecia, entre 1879 y 1883. BNE [cat. 29].
Carta de Tamberlick a Barbieri, 23-12-1864. BNE [cat. 30].
Fotografía de Federico Chueca. BNE [cat. 141]
frecuentemente tenía que intervenir en sus disputas matrimoniales. Sin embargo, esta amistad entró en crisis varias veces y al final de manera definitiva. El Teatro de la Zar- zuela del que Barbieri era coempresario y la gran avaricia del barítono Francisco Salas, hicieron que esta amistad se rompiese. De hecho Barbieri sufrió con estos incidentes y como resultado de ello, las relaciones entre ambos se enfriaron. Del periodo del Con- servatorio es también su amistad con Rafael Hernando, otro reformador e ideólogo, y con el barítono Francisco Salas, dos hombres fundamentales, junto con Gaztambide, para el establecimiento de la zarzuela o, finalmente, el tenor Joaquín López Becerra, gran intérprete de la obra de Barbieri. Ya en los cuarenta aparece asentada su pro- funda amistad con Arrieta, que terminará, después de una vida de luchas en común, en ruptura. Con el resto del grupo musical, con el que llevó a cabo la reforma de nues- tro teatro lírico, Oudrid, Inzenga, etc., el maestro mantuvo unas cordiales relaciones. Unidos a estos, y en lugar destacado, están una serie de intérpretes, especialmente, del mundo del teatro. Desde el citado López Becerra, pasando por sus alumnos Elisa Zamacois, con quien mantiene unas relaciones especialmente afectivas, José Gonzá- lez, y terminando con aquellos hombres de los que se valió para hacer posible su pro- yecto zarzuelístico. Barbieri mantuvo también una relación cordial con tres hombres del mundo de la ópera: Giorgio Ronconi, Enrico Tamberlick y Julián Gayarre, que al regreso de sus viajes pasaban a degustar la buena cocina de la casa del compositor.
Un segundo núcleo de este círculo lo formaban aquellos músicos de su generación o de las inmediatas con los que se relacionó desde el comienzo. Con José Ma Guel- benzu, maestro de capilla de Isabel II, la amistad parece profunda e íntima. Algo pa- recido sucede con el violinista Jesús de Monasterio. Con Hilarión Eslava mantuvo un trato de mutuo respeto y lo mismo con el historiador y compositor Baltasar Saldoni a