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BARBIERI. MÚSICA, FUEGO Y DIAMANTES
Estos párrafos constituían un auténtico manifiesto, y con ellos definía lo que podíamos denominar la meto- dología de acción. El punto de partida será una forma relacionada con la tradición de la vieja zarzuela barroca, y los géneros ‘pobres’; es decir, con la tonadilla o los subgéneros que habían ido apareciendo a lo largo de la década de los cuarenta del siglo xix, todos definidos, antes de nada, como la opéra comique francesa, por el uso del texto cantado y hablado. Preguntado por cuál era su género favorito, no tuvo inconveniente en recor- dar el dicho de Boileau: «Todos los géneros son bue- nos excepto el fastidioso». Cuando Chapí se metió «en modernidades» con su ópera Roger de Flor, Barbieri le dirá: «¿Cuál es la pieza musical más bella? La que más se aplaude».
La lectura de los múltiples escritos que Barbieri de- dica a la zarzuela, revelan que su primera preocupación fue «el libreto» y «lo nacional», que considera el cora- zón de la nueva lírica hispana. Barbieri se preocupa del texto como elemento basilar, y de ahí su gran relación con la mayor parte de los dramaturgos de mediados del xix. Será muy exigente con el libreto: debe crear situa- ciones musicales, veracidad de caracteres, permitir la alternancia musical, es decir, la sucesión de aria, dúo, terceto, coro, concertante, etc.; que los versos respon-
dan «a la medida, la ortología y prosodia musicales de la lengua castellana», y sigan «las llamadas conveniencias teatrales o de bastidores».
4.2 El ideólogo
Lo que acabamos de escribir nos lleva a la segunda alma de Barbieri, la del ideólogo. Barbieri apela de continuo al «a nuestro carácter nacional», a «la historia patria», «a sus tradiciones y costumbres, los cantos y bailes populares, los himnos y marchas nacionales» a la hora de fundamentar nuestra lírica y cambiar a la España musical. La actividad restauradora y el reformismo barbieriano se sostienen en su actividad historiográfica y musicológica. Odiaba al músico ignorante, y lo dejó explícitamente escrito: «La buena fe de los literatos y la generosidad de los editores se estrellan siem- pre contra la indiferencia o la envidia de esa raza ignorante y orgullosa, que yo llamo musiquera, la cual, si bien es pobre de dinero, lo es mucho más de amor al arte que profesa, no ya como arte sino como oficio».
En este pensamiento se fundamenta el «ideólogo» que se expresa como historia- dor, musicólogo, bibliófilo y organólogo. En efecto, en la década de los sesenta Bar- bieri ya es citado como autoridad en las polémicas que sostiene con Soriano Fuertes,
Caricatura de Barbieri, de Ramón Cilla. Madrid Cómico, 9-8-1885. BNE [cat. 126].