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De la Ilustración a la industrialización. 1769-1899. Un siglo de cambios en la historia de las islas Marianas
Carlos Madrid Álvarez-Piñer
Richard Flores Taitano Micronesian Area Research Center, University of Guam
La orden de expulsión de los jesuitas de los territorios españoles, firmada en 1767, se hizo efectiva en las islas Marianas el 2 de noviembre de 1769, con la salida de los tres últimos que quedaban en el archipiélago y tras la confiscación de su documentación y propiedades. La orden de los agustinos recoletos había aceptado hacerse cargo de la administración espiritual del te- rritorio, del que se ocuparían incluso después de que en 1858 los jesuitas regresasen a Filipinas y hasta el siglo xx. En la transición entre las dos corporaciones religiosas, no exenta de dificultades y escándalos1, los agustinos recoletos de Marianas estuvieron dirigidos en un primer momento por Fr. Andrés Blázquez de San José y Antonio Sánchez de la Concepción (Ruiz de Santa Eulalia, 1925). Con menores recursos huma- nos y materiales que sus predecesores, encontrarían en los primeros años del siglo xix serias dificultades para cubrir las parroquias de Guam y Rota, únicas islas habitadas tras el reasentamiento definitivo de los cha- morros de Saipán en Guam en 1722.
1 Véase el interesante estudio del proceso inquisitorial seguido contra una congregación Jesuita, por Coello de la Rosa (2013a). Ver también Coello de la Rosa (2013b).
El último tercio del siglo xviii dejó significativos cam- bios en los recursos agrícolas y ganaderos del territo- rio, profundizando así en el proceso de incorporación del espacio y sus habitantes al ámbito de los demás te- rritorios de la corona española en Asia-Pacífico, con la diversificación del comercio tras la creación de la malo- grada Real Compañía de Filipinas. La posibilidad de un comercio directo entre Manila y la península hacía de las Marianas un punto de necesaria autosuficiencia. El desembarco de los primeros venados o ciervos prove- nientes de Filipinas, que se acompañó de una prohibi- ción que se extendió durante dos décadas para impedir la caza y consumo de estos últimos, de forma que los animales pudieran reproducirse libremente: «Se habían conducido de Filipinas y aun de Acapulco y caballos, as- nos y ganado mular, y el citado Gobernador [Tobías] ha traído gamos de Manila que han multiplicado prodigio- samente: y es de gran socorro su carne, muy delicada en aquellos países» (Malo de Luque, 1790).
Los cambios en las últimas décadas del siglo xviii si- túan al archipiélago hasta cierto punto dentro de las corrientes modernizadoras y centralizadoras del esta- do borbónico a finales del xviii. Así como el célebre go- bernador Mariano Tobías fue el principal artífice de los cambios del último tercio del siglo, con distribución
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