Page 175 - I estoria-ta: Guam, las MarianasI estoria-ta: Guam, las MarianasI estoria-ta: Guam, las Marianas y la cultura chamorra
P. 175

a la carne de la pantorrilla de un animal. Imaginen mi sorpresa cuando fui a México y me preguntaron si que- ría cenar «sopa de chamorro», o cuando en un merca- do hispano en Chicago ofertaban «chamorro de res».
Chamorro, que es el apellido de muchas personali- dades famosas del mundo hispanohablante, fue la pa- labra utilizada para designar a los nativos de las islas durante el dominio colonial español. A comienzos del siglo xix, ya estaba extendida y se ha utilizado desde entonces para hacer referencia al pueblo indígena de las Marianas, o los taotao tåno’.
En la década de 1970, la primera Guam Chamorro Language Comission adoptó la ortografía de las Maria- nas junto con la Mancomunidad de las Islas Marianas del Norte para su uso como guía ortográfica. Duran- te los ochenta y los noventa, se realizaron esfuerzos periódicos por poner en común la forma de escribir «chamorro» con la ortografía. En el año 2009, la Man- comunidad de las Islas Marianas del Norte revisó la ortografía y decidió mantener la ortografía tradicional de «chamorro». Con la adopción de la Guam Heritage Act («Ley de Patrimonio de Guam») de 2016, se volvió a formar la extinta Guam Commission con una misión mucho más amplia. Actualmente, la Comisión se en- carga de promover la ortografía CHamoru de Guam como guía ortográfica oficial.
Por tanto, la ley consagró la corrección ortográfi- ca de la palabra «CHamoru». En lengua CHamoru, no existe la letra «c», y el sonido «ch» se representa con una única consonante, la «ch». Puesto que la «ch» apa- rece al principio de un nombre propio, se pone en
mayúsculas. La doble erre no existe en el alfabeto CHa- moru, y por tanto se utiliza la erre simple: «r». La última sílaba de la palabra se abre y no lleva el acento, y la vocal va precedida por solo una consonante, de modo que se utiliza la «u» en lugar de la «o».
Cumplir la guía ortográfica oficial es importante por diversos motivos. Las normas ortográficas estanda- rizadas facilitan la enseñanza del CHamoru a los niños como segunda lengua en el colegio, donde se fomen- tan la lectura y la escritura como parte del esfuerzo por estimular la fluidez y el dominio de la lengua. El segun- do motivo es igual de importante: en nuestro esfuerzo por descolonizar y ejercer nuestra soberanía cultural como pueblo indígena, debemos apropiarnos de nues- tro vocabulario identitario. El término «chamorro» es un préstamo, pero al adaptarlo a nuestra ortografía, lo convertimos en una palabra legítimamente CHamoru. Para algunos, no es más que un juego semántico. Pero, créanme, es mucho más que un juego de palabras.
Durante la primera ola del movimiento de libera- ción de las mujeres, las feministas reclamaban un cam- bio en el uso del término «hombre» para referirse al «ser humano». Esta transición supuso un cambio signi- ficativo tanto en términos de actitud como de percep- ción. La denominación de las cosas importa, pues con- diciona nuestra forma de vernos a nosotros mismos.
Aunque nunca podremos volver a como eran las co- sas antes, sin duda podemos ejercer el poder del que disponemos para determinar el futuro. Como nuestros ancestros, podemos ir un paso por delante o un paso por detrás. Nosotros decidimos.
175
Maldiciones y bendiciones: navegando por MI identidad indígena entre imperios coloniales

























































































   173   174   175   176   177