Page 49 - El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe
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RASTROS, HUELLAS, MARCAS... 47
 El Capitán Trueno Extra, 354, «Hassan ben Hassan», 1966
En el Capitán Trueno –en el personaje y en la leyenda a la que da nombre (o apodo) y rango– se acomete con éxito ese delicado trabajo. Tanto lo que muestra el dibujo como lo que se narra a su través y a su vera conforman un dispositivo eficaz. Claro que hay tráfico de conocimientos y sensibilidades, claro que se pueden detectar evidentes anacronismos (la mayor parte de ellos, deliberados; algunos, sospecho, inadvertidos), muchos de los cuales son explicados, o excusados, en el texto y se convierten a la postre en claves (nada molestas) del buen funcionamiento del relato: baste señalar el globo aerostático, invento prematuro del Mago Morgano (un Da Vinci del siglo XII, un verdadero científico, un pro- digio de conocimientos técnicos y propósitos prácticos que, sin embargo, debe su nombre y su prestigio –literario– al ciclo artúrico: cambio de sexo incluido). El globo: que amplía drásticamente la geografía de Trueno; y con ella la política, la estética, la antropología. Que, como se verá, el Capitán y sus muchachos hayan visitado, sin exageración, todo el mundo, que hayan cubierto continentes antes de que fueran descubiertos (por los europeos, claro está), es hazaña, madre de muchas otras, de ese simpático y audaz anacronismo. ¿Sería arriesgado afirmar que el primer globo que vieron varias generaciones de niños (y jóvenes) fue el dibujado por el potente pincel de Ambrós, el definitivamente establecido como icono de una época por la vigorosa paleta de Antonio Bernal? Por lo menos, es lícito sospecharlo. Como es lícito sospechar que, en buena parte gracias al artefacto volador, las primeras imágenes de la Muralla China y de su misterio, de las hieráticas pirámides de Egipto, de las pirámides aztecas o de la ciudad-santuario inca, incluso las primeras de dinosaurios o canguros, fueron posibles gracias a ese otro artefacto gráfico: el cómic del Capitán Trueno. Si a ello sumamos una multitud de etnias (reales e imaginarias), una multitud de lenguas (intuidas o indicadas) y de poderosas civilizaciones (alguna estrategia narrativa, más o menos convincente en este caso, hace posible el contacto con el Egipto
































































































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