Page 106 - Glosario imposible
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Federico Guzmán Autoría
de ofrecer un servicio a la comunidad. Nuestra compañera Carolina Caycedo propuso crear un salón de belleza para los habitantes de la calle y a todos nos pareció una idea excelente y lo asumimos como tarea colectiva. Fue el primer paso para entrar en el barrio, ofreciendo peluquería y aseo en el centro
de salud local, con un servicio titulado A toda mecha. La experiencia fue hermosa. Durante varias semanas se dieron intensos encuentros con todo tipo de personas en un ambiente de seguridad y confianza. En un espacio amable y de respeto mutuo, la gente se abre y comparte sus historias de vida, que siempre son estimables e increíbles. Encontrándonos allí todas las semanas, llegamos a forjar amistad con muchas personas, de manera que, cuando acabó el curso académico, los vecinos del Cartucho nos pidieron que continuáramos trabajando allí.
De esta demanda surgió de manera espontánea el colectivo Cambalache,
que fue el grupo que se animó a seguir trabajando en el barrio después
de que hubiera terminado el curso académico. El colectivo era anónimo y normalmente no se planteaban cuestiones de autoría, ya que cambiaba a veces de integrantes, y que funcionaba en la calle, al margen de los circuitos artísticos y culturales. El proyecto del colectivo en el barrio, un museo reciclable que se generaba a través de hacer cambalache con los habitantes del barrio, se convirtió en nuestra aventura compartida, era un vínculo de amistad y una excusa para encontrarnos. Estábamos orgullosos de él y lo sacábamos en cuanto podíamos, simplemente por diversión. Y es a partir de ese espíritu de juego, que la experiencia de sumergirnos en la calle nos llevó a reflexionar y cuestionar lo que nos habían enseñado sobre la institución del arte y los artistas y su papel en el mundo real; sobre el mercado, las rutinas y el prestigio. Empezamos a comprender que el verdadero aprendizaje consiste en desaprender todo aquello con lo que hemos sido programados, y a darnos cuenta de que lo que nos han enseñado en nuestras escuelas y universidades ya no nos sirve. El colectivo Cambalache ha continuado reuniéndonos para proyectos específicos. Ser un grupo reducido de personas nos ha permitido una gran autonomía y eficacia a la hora de trabajar incluso ahora que los integrantes vivimos en lugares diferentes. Cuando a alguno de nosotros
nos llega la invitación a participar en cierto tipo de proyectos (de carácter sociopolítico, ecológico, transicional, o dirigido a un público de masas) nos decimos que es una misión para el colectivo Cambalache y nos alegra volver juntos a la acción.
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