Page 204 - Glosario imposible
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Núria Güell
momentos de suspensión de valores y de sentido, momentos en que valores establecidos se vacían de contenido, pierden su poder y quedan a la espera, provocando extrañeza y facilitando distancia crítica. Estos valores en suspensión no afectan solo al supuesto público, sino también a mis colaboradores y a mí misma.
El rol de los diferentes agentes es bastante variado, aunque lo podría resumir en dos categorías: los colaboradores cómplices y los colaboradores involuntarios. Con cómplices me refiero a colaboradores que deben
ser conscientes del punto de partida del proyecto, de las premisas que ponen en duda los valores en cuestión, lo cual está relacionado con mi posicionamiento político. Con este tipo de proyectos en los que el nivel de implicación personal es tan alto, me parece un punto indispensable para que se desarrollen con fluidez y para mantener una pulcritud ética. Por ejemplo, era imprescindible que María, la refugiada política que se ofrecía para jugar al escondite con la población sueca (Demasiada melanina, 2013), tuviese muy claro y compartiese lo que queríamos provocar en el público
al que ella interpelaba. También son cómplices las abogadas y los abogados que me ayudan en los proyectos. Y normalmente además exijo complicidad a las instituciones artísticas que me invitan a trabajar con ellas, como
se evidencia en La feria de las flores un proyecto que he realizado en Medellín entre 2015 y 2016.
Con colaboradores involuntarios aludo sobre todo a las instituciones gubernamentales y al personal que trabaja en sus servicios burocráticos. Ellos muchas veces participan en mis proyectos sin ser conscientes de ello. Han decidido dedicarse a cierto trabajo del que yo hago uso como ciudadana. Pero, como he dicho anteriormente, al usar mi propia vida como medio de creación no solo me atienden como ciudadana, sino que a la vez estos servicios pasan a formar parte de un proyecto artístico. Ellos hacen su trabajo y yo hago el mío. Un buen ejemplo de esto sería el proyecto Apátrida por voluntad propia, que está en proceso desde 2014.
Y, finalmente, este último apartado también incluiría a actores que yo no tenía premeditado vincular al proyecto. Me explico: como trabajo con la confrontación con lo real, incluyo en la obra todo lo que esa confrontación suscita, porque todo lo que se deriva de la premisa inicial es valioso
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