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 muy popular, Ramper construyó un avión de juguete que se sujetaba con cuerdas de los telares del escenario.
Ese mismo año de 1928 Ramper construyó la famosa bicicleta que durante años le acom- pañó en escena, y en el mes de noviembre debutó en el circo Price de la mano de su director, Mariano Sánchez Rexach, compar-
El mismo RampER sabía dEl podER dE su maRca. ERan conocidas sus sa- lidas poR madRid vEsti- do dE payaso o sus pa- sEos con un cochE dE pEdalEs poR El REtiRo, El mismo paRquE quE siRvió dE fondo paRa El oRadoR, monólogo dE Ramón gómEz dE la sERna filmado En Esos mismos años.
tiendo cartel con los Frediani, el domador Ivanoff y la famosa écuyére Miss Regina. Fue su momento de máxima popularidad.
En 1930, junto al bailarín de color Walter Fle- ming, mago del cake walk, montó su primer espectáculo propio, para el que estableció una orquesta, “Los Ramperianos”, con siete músicos, ocasionalmente ampliados, que se maquillaban y vestían igual que él.
En 1931 comenzó en Buenos Aires, en honor de multitudes, una gira por Sudamérica.
Su afán investigador le llevó a construirse alas de lona, influenciado por los dibujos de Leonardo da Vinci. En 1933 formó compañía con La Yankee y Concha Piquer, y compartió escenario en el Price con Estrellita Castro.
El 18 de julio de 1936, el mismo día en que debía comenzar una película que iba a pro- tagonizar bajo la dirección del director de cine y actor Otto Bauer con el título de un payaso llamado Bimbo, estalló la guerra civil. Ramper se quedó aislado en el mismo hotel que Jacinto Benavente. Como para muchos artistas españoles de esta época, la guerra civil supondría una ruptura insalvable en su trayectoria personal y profesional.
RAMPER En EL PARquE DEL RETIRO COn Su COCHE A PEDALES C. 1925 HEREDEROS RAMPER
Antes, como colaborador del gobierno legal de la República, realizó numerosas funcio- nes junto a otros actores como Pastora Im- perio y Pompoff y Thedy. Su fama de paro- dista, con imitaciones burlescas inspiradas en situaciones y hechos reales, llegaba tam- bién al campo de la política, aunque Ramper declaraba no haber hecho jamás un chiste político.
Tras la guerra, su trayectoria experimentó un continuo descenso, los números y ac- tuaciones escasearon y a finales de los años cuarenta se vio arruinado. Su figura se fue apagando paulatinamente por las circuns- tancias sociales y anímicas.
Su última gira la realizó en 1951. Al año si- guiente, el 5 de enero, fallecía en Sevilla. Desaparecía el payaso excéntrico, parodista, acróbata, contorsionista, el artista que abrió un subgénero de carácter mixto, entre el cir- co y el vodevil, extendiendo sus habilidades a territorios interdisciplinares. Se iba, en de- finitiva, el payaso más popular del siglo xx español, cuya memoria, apagada por el paso de los años y por la falta de reconocimiento popular y oficial, debemos recuperar como paradigma de una propuesta escénica capaz de combinar las figuras más representativas del circo tradicional [o clásico] con la crítica de la vida, las costumbres o las ideologías a través de la parodia.
En agradecimiento a José Ramón Mariscal, nieto de Ramper.
RAMPER Y LOS RAMPERIAnOS 1930 HEREDEROS RAMPER
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