Page 301 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
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Muy pocos, en efecto, podrían presentar tantos títulos como él. A los continuos llamamientos en pro de la unión de las fuerzas antimonár- quicas, realizados desde su tribuna a lo largo del segundo semestre de 1930, se sumó, en abril del 31, el diseño del cartel electoral de la con- junción republicano-socialista; cartel que, rápidamente retirado por las autoridades gubernativas, sufrió la misma suerte que tantas de sus cari- caturas1.
Pero su currículum republicano, como hemos dicho, venía de antiguo. Des- de 1917, podemos decir que era un militante activo en las filas y en los movimientos republicanos. Su contribución en el imparable desarrollo de un sentimiento antimonárquico, sobre todo en tiempos de la dictadura primorriverista, es impagable. Según Pla, su éxito es incomparable con ninguno de sus compañeros de El Sol. Porque Bagaría no solo era seguido por los habituales lectores del periódico reformista (clases medias, profesio- nes liberales y burguesía culta), sino también en buena medida por la clase obrera. Lo demuestra la satisfacción de EL Socialista al dar noticia del in- greso del dibujante en su agrupación madrileña, ya en 1920: “Bagaría, declarándose socialista, completa y define su labor, una honrada labor que venimos siguiendo con cariño y admiración desde que Bagaría se reveló como uno de los caricaturistas de más fondo de España”2.
Así las cosas, la defensa a ultranza del nuevo régimen por nuestro autor no es otra cosa que su propia defensa como republicano, que afirmarse en los principios que había defendido desde su llegada a Madrid en 1912. Su argumento coincide con las tesis sostenidas por su periódico en su segunda etapa: “La República, instaurada por la voluntad popular, corre los peligros de todo régimen nuevo y tiene todavía enemigos fuertes. [...] Lo que urge ahora es consolidarla y hacerla inconmovible, no por ella misma, sino por- que ella es el medio único para el resurgimiento de España”3.
Bagaría representa a la República como una niña indefensa que necesita protección. No en vano se la llamaba, popularmente, “la niña bonita”. Por primera vez en su vida, está de acuerdo con las decisiones de un Gobierno, y deberá cargar sus implacables baterías contra sus enemigos, que son mu- chos.
Desconocemos cuáles y cómo fueron las relaciones personales de estos dos grandes protagonistas de los primeros cuarenta años del siglo xx español, Manuel Azaña y Luis Bagaría. También sus disidencias, si las hubo, y sus discrepancias si las hubiera habido. Lo cierto es que en 1923, fecha del golpe de Estado de Primo de Rivera, Azaña dirige la revista España, uno de cuyos activos era, sin duda, el dibujante Luis Bagaría.
Es en esta fecha clave donde encontramos sus primeras coincidencias. Am-
1 Marcos Villalón, Emilio, Luis Ba- garía, entre el arte y la política, Ma- drid, Biblioteca Nueva, 2004.
2 El Socialista, 2 de marzo de 1920. 3 Crisol, 27 de junio de 1931.
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