Page 395 - Azaña: Intelectual y estadista | eBook
P. 395

para el diario mexicano El Nacional una serie de artículos que sorprenden por su fina y elegante prosa, por su análisis político, por su perspicacia para comprender los hechos históricos. Y sobre todo observar y explicar un mo- mento fundacional en la historia de España, consecuencia del nacimiento de esta República, la labor de las Cortes Constituyentes de 1931.
Mas a Zavala le gustó el discurso que don Manuel Azaña pronunció en el acto de clausura de la Asamblea del Partido de Acción Republicana e hizo un breve y puntual comentario. Porque lo que quería destacar para el público que leía El Nacional era la personalidad, el carácter, la figura de este político y tribuno español. Y bien escogió esta máxima política del discurso azañista: “La República traerá la libertad, pero la libertad no hace felices a los hombres, los hace simplemente hombres”. En seguida, el joven Zavala hizo un buen resumen de lo que significaba para don Manuel la República:
Reconoce la existencia de enemigos de la República; se alegra de ello, porque la República no aspira a la unanimidad, que califica de huma- namente imposible, psicológicamente fastidiosa y que políticamente sería el estancamiento; piensa que la República establece un sistema legal para todos los españoles y que estos tienen el perfecto derecho de ser afectos o desafectos al régimen republicano3.
El joven Zavala continuó enviando sus colaboraciones a México sobre la situación española para El Nacional y también para la Revista de la Univer- sidad, así como para la publicación de izquierda Crisol. Revista Mensual, en los años de 1931 y 1932. Fue en este último año cuando llegó a tierras españolas uno de los hombres más generosos, diplomático de talla univer- sal, escritor, bibliófilo y fundador de monografías y archivo diplomático, el embajador don Genaro Estrada (1932-1934). En los informes que envió a sus superiores examina estos años convulsivos de la política española. Al igual que Zavala, creía que, de las figuras relevantes, la de Azaña tenía ca- racteres que lo hacían ser la única revelación de la República.
Mas gobernar, se sabe muy bien, es asunto mayor. Obrar con definición y resueltamente era lo que le correspondía hacer al Gobierno republicano frente al malestar de grupos políticos, de insurrecciones, del desafío de las autonomías, las asechanzas de los monarquistas y los antagonismos entre los propios republicanos. Sin embargo, las oposiciones al Gobierno no estaban mancas. Y aparecieron las manifestaciones fascistas con el rasgo definitivo que las caracteriza: la violencia. ¿Por qué tanto encono contra el Gobierno de Azaña? Porque, para Estrada, “Azaña es realmen- te un tipo de gobernante demócrata, como ya los hay muy pocos, pero sinceramente, lealmente demócrata [...]. ¡Qué más quisieran estas opo- siciones, que poder descubrir la más pequeña irregularidad en los mane- jos públicos!”4.
3 Zavala, Silvio, Primeras jornadas, 1931-1937, edición e introducción de Andrés Lira, recopilación y notas de Alberto Enríquez Perea, México, El Colegio de México, 2009, pp. 72 y 73.
4 Estrada, Genaro, La diplomacia en acción, presentación de Alfonso de Rosenzweig-Díaz, estudio introduc- torio de Jorge Álvarez Fuentes, Mé- xico, Secretaría de Relaciones Exte- riores, 1987, p. 170.
394 alberto enríquez perea



























































































   393   394   395   396   397