Page 102 - Anuario AC/E de cultura digital 2017
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Un verdadero potencial en la búsqueda de mejo- res ideas, más eficientes e innovadoras, ya que la neurociencia puede ayudarnos a desarrollar todo ese potencial a veces oculto, con una especie de «gimnasia para el cerebro».
En los últimos estudios neurocientíficos, dentro de lo que se ha denominado «neurociencia de
lo creativo», se están desmoronando ciertos tópicos como que el hemisferio izquierdo es el «creativo», donde se alojan los sentimientos más humanísticos y apasionados, frente al derecho, que actúa como una computadora. Como he comentado más arriba, la interpretación de las áreas del cerebro como unidades definidas e independientes no se sostiene bajo la óptica de los últimos avances.
El hecho creativo se compone de muchas y diferentes ecuaciones cognoscitivas, tanto en el rango consciente como el inconsciente, que se plantean más bien como un equipo que trabaja conjuntamente para controlar la correcta ejecu- ción de la función que se desea realizar.
Estos estudios insinúan que la red creativa se divide principalmente en tres áreas de cono- cimiento. La primera sería la red dorsal de la atención visio-espacial, que se conforma por la comunicación entre el surco interparietal, que
es la segunda, y la zona de los campos oculares frontales, que es la tercera. Es la red que utili- zaríamos para resolver el típico test de agudeza de razonamiento espacial-visual (por ejemplo,
el test de caras-copas), pero al mismo tiempo implicaríamos partes del cerebro que ponen en juego habilidades más propias del lenguaje, como el área de Wernicke o la de Broca.
Identificar estas redes no solo nos sirve a la
hora de seleccionar los puntos de contacto de
la diadema para generar las lecturas que poste- riormente interpretaremos, sino que también nos ofrece la posibilidad de crear patrones de activa- ciones y desactivaciones muy útiles a la hora de comprender el proceso creativo.
Esta área de trabajo todavía está llena de incóg- nitas. Destacan en ella los estudios realizados por investigadores como Rex E. Jung, Brittany S. Mead, Jessica Carrasco y Ranee A. Flores en la universidad de Albuquerque, en Nuevo México (http://journal.frontiersin.org/article/10.3389/ fnhum.2013.00330/full). Se están sentando
las bases de las primeras estructuras, pero la cantidad de variables es casi ilimitada, ya que, al contrario de lo que se pensaba, la estructura de funcionamiento del cerebro es mucho más transversal de lo que se deducía de los primeros estudios realizados.
Se menciona en este estudio un fenómeno curioso que ellos llaman «flow» o estado de flujo, muy característico de las «jam sessions»
de los músicos o de los «duelos de gallos» de los raperos, donde se entra en un flujo de improvisa- ción creativa en el que se concatenan conceptos, secuencias que tienen un orden y una coherencia aparentes cuasi en tiempo real, y cómo el área más racional del cerebro gestiona ese flujo puramente creativo para que sea coherente.
Esta investigación plantea cruces de funciones dentro de la estructura de la red neuronal para poder visualizar explosiones creativas en las que lo «nuevo» se liga intrínsecamente al «pasado» y a la lógica de la experiencia.
Esta investigación plantea cruces de funciones dentro de la estructura de la red neuronal donde se alternan funciones antiguas como recuerdos, experiencias u otro tipo de estímulos para plantear la propuesta creativa que se genera con carácter innovador, de modo que, para visualizar estas explosiones creativas, lo «nuevo» se liga intrínsecamente al «pasado» y a la lógica de la experiencia.
Siempre que existe ese «flow creativo» es nece- saria la intervención de la red de atención ejecu- tiva para ordenar esas ideas de forma eficiente. De ahí la dificultad a la hora de establecer el número de áreas cerebrales comprometidas en
LA INTERSECCIÓN ENTRE ARTE Y NEUROCIENCIA · XIMO LIZANA
Cultura inteligente: Análisis de tendencias digitales