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como hasta ahora nunca se había trabajado.
El objetivo no es otro que hacer que el cliente perciba el valor del trabajo de aquel artista al que siga. Fidelizar a su público es clave para los artistas del presente.
Un reciente estudio de Nielsen demuestra que los portales que permiten el acceso a la música de manera gratuita son los más utilizados para descubrir esta: el 48% descubre música a través de la radio, mientras que el 64% de los millennials emplea YouTube para escuchar música con preferencia a cualquier otra fuente.
En el consumo de música digital
influyen el tiempo, la atención, los datos personales y la participación social en las experiencias relacionadas con la música. Los consumidores escuchan e interactúan con la música mucho más que nunca.
Desde una perspectiva amplia y teniendo en cuenta otros factores que van más allá del meramente económico, en el consumo de música digital influyen el tiempo, la atención, los datos personales y la participación social en las experiencias relacionadas con la música. Los consumidores de música escuchan e interactúan con ella mucho más que nunca.
Considerando estos factores, el debate no debe centrarse necesariamente en si los consumidores no valoran la música en la sociedad de hoy día, porque hay muchos otros tipos de «moneda» en las transacciones de los consumidores a la hora de obtener valor de los productos y servicios de la música. Como en todas las grandes industrias, el valor percibido ya no es solamente una garan- tía de ingresos. La cuestión para los players de
la industria musical es preguntarse a sí mismos cómo incrementar la disposición a pagar por su oferta, porque cuando las ofertas gratuitas son percibidas con el mismo valor que las de pago, la disposición a pagar se reduce notablemente.
Un reciente estudio de Nielsen demuestra como la disposición a pagar se incrementa notablemente
cuando se dispone de una cantidad de productos y servicios que completan la experiencia en torno a la música. Los fans quieren más, ya no se confor- man con darle al play, y esto es una necesidad no cubierta. Existe un deseo latente de conectar en un nivel diferente del que tienen hoy en día.
El nuevo consumidor de música demanda una nueva forma de consumir porque valora ese consumo de una manera distinta. Y los hechos lo demuestran. Es revelador el caso de Suecia, un país donde el streaming es una fuente de ingresos para su industria musical mayor que las descargas y la venta de CDs, es decir, un país donde la música se ha convertido en un servicio en lugar de un producto. Es más, el streaming supone en Suecia un 91% de los ingresos digita- les, mientras en el resto del mundo es solo un 13%. De hecho, en 2012, primer año de repunte en la industria musical desde 1999, el creci- miento en Suecia fue del 13,8%, frente al 0,2% del resto del mundo.
Luchar contra el cambio de comportamiento de la gente a la hora de consumir música no pasa, en ningún caso, por llamar pirata al cliente, sino por construir estratégicamente el valor que ellos perciben de la música que consumen. En esto, la tecnología le lleva años luz a la industria musical y esta tiene mucho que aprender de aquella al trabajar por y para la gente que consume su música y generar experiencias únicas a la hora de sentirse parte fundamental dentro de la nueva manera que tenemos de descubrir, acceder, consumir y compartir la música que nos gusta.
De la música como producto a la música como servicio
Está claro que la música está dejando de ser
un producto para convertirse en un servicio. Antes era imposible comprar una canción que te gustase sin tener que adquirir todo el álbum o poder escuchar a un pequeño músico local y poco conocido si no vivías en el país o formabas parte del círculo del mismo. Gracias a la tecnología, y
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Cultura inteligente: Análisis de tendencias digitales