Page 33 - Anuario AC/E de cultura digital 2017
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ejercicio. Aun así, según un informe del RIAA, las plataformas de streaming todavía no están haciendo lo suficiente para la captación de más suscriptores, que son realmente quienes propor- cionan estos beneficios.
Desde que Apple quiso empezar a recuperar todo el dinero que se perdía por las descargas ilegales mediante iTunes, ya han surgido numero- sas alternativas. Sin duda, la reina es Spotify, que ni con el nuevo impulso de la anterior con Apple Music ha descendido en número de usuarios ni en suscripciones de pago, que ya alcanzan los
40 millones. La llegada de otros competidores
se traduce en nuevas vías de ingresos para
el negocio de la música online. Amazon está trabajando en una plataforma musical de la que ya se habla desde junio. También Pandora, la radio online más importante del mundo, está desarrollando un servicio de pago que aspira a haber convertido a un 10% de sus 18 millones de usuarios en premium para 2020.
Pero ¿son realmente Spotify y Apple Music los mayores servicios de streaming? Si hablamos
de número de suscriptores de pago, induda- blemente, pero en términos de usuarios no pode- mos olvidar al gran YouTube. Según el estudio Music Consumer Insight Report 2016 de Ipsos para IFPI, el 82% de los usuarios de YouTube utilizan
la página para escuchar música. Teniendo en cuenta el volumen de visitas que recibe esta plataforma, eso se traduce en unos 820 millones de oyentes.
Sin duda todas estas novedades están haciendo resurgir una industria que permanecía temerosa desde hacía varios años. Con las suscripciones a servicios online, la media de gasto por persona
al año supera a la que se generaba a través de la venta de soportes físicos. Mientras estos mercados están creciendo, las ventas de música tanto en for- mato físico como en descargas tienden a la baja, con un -14% durante la primera mitad de 2016.
Todo esto se traduce en el esfuerzo de la industria por buscar nuevas vías de financiación
adaptadas al tiempo que vivimos. Cada vez
hay más trabajo detrás de las plataformas para conectar con el usuario, generar contenidos de calidad y personalizados, ofrecer servicios dife- renciales... ¿Hacia dónde vamos? David Kirkpa- trick (Techonomy) habla de una tendencia hacia lo afectivo y lo social. Tal vez la respuesta esté en la combinación efectiva de las redes sociales con el mundo de la música, una nueva funcionalidad en la creación de networks.
El sistema de suscripción ofrece a la industria unos ingresos continuos frente a la estacionalidad que caracteriza la venta de canciones o discos a la carta. Exceptuando modelos como Rhapsody
o Spotify, el sistema de suscripción nunca había desarrollado ningún tipo de ingresos similares a los que tienen otros modelos a la carta.
La industria de la música debe crear modelos de negocio en consonancia con
el cambio de comportamiento de la gente a la hora de consumir música, en lugar de centrar sus esfuerzos en leyes de copyright.
En Suecia, lugar de origen de Pirate Bay y Spotify y donde los servicios legales de streaming son ampliamente utilizados, se ha detectado un impacto positivo en las cifras totales de venta de música, así como una caída notable de la pira- tería. Esto demuestra la importancia de que la industria de la música cree modelos de negocio en consonancia con el cambio de comporta- miento de la gente a la hora de consumir música, en lugar de centrar sus esfuerzos en leyes de copyright.
A pesar de esto, los servicios de consumo de música por streaming continúan soportando pesadas cargas para poder funcionar como negocios sostenibles y rentables. El cambio de paradigma de estos negocios freemium vendría por una reducción de las tasas que pagan por el contenido a la industria tradicional, que oscilan entre el 50-60% estimado que paga Pandora hasta un 70% según Spotify. Ello, unido a otros costes, deja poco margen para la rentabilidad.
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Cultura inteligente: Análisis de tendencias digitales