Page 39 - Barbieri. Música, fuego y diamantes
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FRANCISCO ASENJO BARBIERI. PENSANDO EN ESPAÑA
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Barbieri era un perfecto conocedor de todas las co- rrientes musicales europeas, en las que además penetró como director, oficio que practicó desde los inicios de la década de 1840. Era seguidor y amigo del gran Ros- sini, a quien tributó homenaje con dos obras, la ópera Il Buontempone, aún sin estrenar hoy, y esa joya que es Gloria y peluca. Lo había estudiado con su gran maestro Ramón Carnicer. Pero también estudió a Bellini, Donize- tti, Verdi, Gounod, Offenbach, Meyerbeer y Wagner, e incluso transcribió en Salamanca a Auber, Mercadante, Ricci, Donizzetti, Keterer.
Me interesa reflexionar sobre la transcendencia de su acción musical en el campo de la lírica, que se convirtió en la lucha por una lírica nacional propia de un hombre que pensó siempre en términos teatrales.
Con el estreno de Medonte de Giuseppe Sarti en 1787, en el Teatro de los Caños del Peral, se inicia en España lo que denominamos «la moderna historia de la ópera». Es decir, una nueva vida lírica, con tem- poradas regulares abiertas al público, que llegará hasta nuestros días. Esto implicó la presencia inmediata de numerosos compositores del final del settecento italiano, con un personaje dominante que se impone desde 1815, Giacomo Rossini, al que sucesivamente se añadirán las grandes figuras de comienzos del siglo xix, Mercadante, Bellini, Donizetti, y posteriormente Meyerbeer y Verdi. España se convirtió en una especie de provincia italiana que hemos definido como «un capítulo de la historia de la ópera italiana fabricado en España»27.
España sufre un «trasplante» de lo italiano, que se convierte en una lengua franca dentro de la que nace nuestra propia historia operística. A ello se añadirá a partir de 1800 lo francés, aunque no tan determinante. Ambos confluirán marcando una de las realidades vertebrales de nuestra historia lírica, la tensión siempre presente en- tre nación española y europeísmo.
Dentro de este potente mundo italiano que lo llena todo, tienen que vivir nuestros músicos que comienzan a componer asumiendo los cánones italianos, con obras en italiano y con la casi imposibilidad de destacar. Tratar de componer en castellano en aquellos años era una quimera. Desde ese año citado hasta 1850 en que comienza a componer Barbieri, se estrenarán en España más de 150 óperas, algunas magníficas como las de Vicente Martín y Soler, famosas en toda Europa; las de Manuel García con éxitos en Italia, París o Estados Unidos; las de Carnicer, Hilarión Eslava, Balta- sar Saldoni, Vicente Cuyás, Mariano Obiols, o las dos magníficas que nos deja Emilio Arrieta a su llegada a España, Ildegonda y La conquista di Granata. Ni una sola de
 Tarjeta de visita de Francisco Asenjo Barbieri, 1861. BNE 17-LF/47.
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Emilio Casares Rodicio: «La creación operística en España. Premisas para la interpretación de un patrimonio», en el congreso internacional La ópera en España e Hispanoamérica, Ed. E. Ca- sares/A. Torrente, Madrid, 1999.

























































































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