Page 40 - Barbieri. Música, fuego y diamantes
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BARBIERI. MÚSICA, FUEGO Y DIAMANTES
Retrato de Emilio Arrieta,
de Alejandro Ferrant, finales del siglo xix. RCSMM (M) [cat. 59].
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Francisco Asenjo Barbieri: Crónica de la Lírica Española..., p. 30.
29
María Encina Cortizo: «Zarzuela, 2. Si- glo xix», en Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, Ma- drid, SGAE, 1999-2002.
estas óperas entró en el repertorio de lo que se oía en Es- paña. La industria operística italiana nunca lo permitió. Esta situación que presentamos hará que desde fina- les del siglo xviii comience una tensión latente y per- manente que vertebra nuestra ópera, entre el proceso de italianización, es decir, de europeización, y las crecien- tes tendencias nacionalistas hispanas, que justamente explotan a mediados de la década de 1840 y en las que la presencia de Barbieri fue determinante. Toda su acti- vidad de compositor, historiador, investigador y biblió- filo, se encamina a cambiar esta situación, a la defensa
de nuestro yo musical.
El asunto vital para la generación que comienza a
componer en la década de 1840 –uno de los periodos más críticos de nuestra historia lírica– era justamente revertir la situación, lo que implicaba negar a Italia, y más difícil aún, construir un camino alternativo. Para los compositores entonces en la treintena, este tema consti- tuirá un asunto nodal. Construir el drama lírico nacional desde nuestra lengua, historia y cultura se convertirá en una preocupación medular. Y es Barbieri quien trabaja con más decisión y opta por buscar el camino que será «la zarzuela». Para ello, aquel viejo género barroco su- frirá una metamorfosis total. Surgirá una zarzuela que
será asumida por el público, que verá en ella la mejor forma de diversión y en con- secuencia se convertirá en una grandiosa fábrica de teatro lírico.
Barbieri narró todas las vicisitudes del cambio. El estreno en 1846 de la zarzuela La venganza de Alifonso, «dio motivo a las tremendas disputas que Salas, Gaztambide y yo sosteníamos todas las noches en el Café del Príncipe en las que defendíamos la música con palabras españolas»28. En el año 1849 se dieron dos obras firmadas por Rafael Hernando que convencieron a la crítica y a sus colegas: Colegialas y soldados en el Teatro del Instituto y El duende en el de Variedades. Poco después, en 1851, lo hacía la primera «zarzuela grande» en tres actos, Jugar con fuego de Barbieri, obra mítica que se convertiría en el modelo del cambio, y que recorrería con un éxito in- menso todos los escenarios de España e Hispanoamérica. Todas se definían por el uso del castellano, de hablados y cantados, por su perfil cómico y por otros elemen- tos fijados por la Dra. Cortizo29. Barbieri partía de estrategias y estructuras en buena parte operísticas, pero Jugar con fuego era una obra imposible de entender sin Es- paña, porque proponía un nuevo concepto de espectáculo lírico nacional, síntesis entre tradición y modernización, y símbolo del proceso de nacionalización y euro- peización que según José María Jover vivió el país en los años centrales del siglo xix.
Barbieri se constituye en la voz dominante durante aquellos críticos años. Acompa- ñado del citado Hernando y de varios magníficos músicos como Joaquín Gaztambide,