Page 132 - I estoria-ta: Guam, las MarianasI estoria-ta: Guam, las MarianasI estoria-ta: Guam, las Marianas y la cultura chamorra
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Por tanto, un extenso abanico de motivos empujaron a los chamorros a depositar sus esperanzas en las pro- mesas de la americanización. Las necesidades económi- cas causadas por la confiscación de sus tierras agrícolas venían acompañadas de un profundo agradecimiento hacia sus libertadores durante la guerra. Cuando el Con- greso concedió la nacionalidad estadounidense a los habitantes de Guam en 1950, fueron muchas las formas de patriotismo que desplegaron los chamorros. Hablar inglés resultó ser, sin lugar a duda, un vehículo hacia la prosperidad económica, así como un símbolo de orgullo en nuestra recién estrenada identidad de ciudadanos estadounidenses. Como expresó elocuentemente el aca- démico chamorro Miget Bevacqua, «una de las cosas que [los chamorros] sacrificaron en aras de la america- nización fue su lengua» (citado en Hofschneider, 2020). Asimismo, la cultura popular estadounidense campa a sus anchas en Guam, consumida en forma de tartas de manzana y móviles de Apple, en las aspiraciones de los niños de visitar Disneyland en lugar de nuestro patri- monio histórico, y en nuestra predilección por el Spam en lugar de alimentos cultivados en la isla o pescados en el mar. En lo político, lo económico y lo cultural, el Guam de la posguerra se ha convertido verdaderamente en «donde empieza el día en América».
3. La resistencia resiliente frente
a la segunda expansión militar en Guam
La pérdida de nuestras tierras de cultivo y zonas de pesca nos ha privado de nuestra sostenibilidad econó- mica, pero también ha supuesto el deterioro del cono- cimiento y las habilidades agrícolas y pesqueras, a lo que se suman las débiles relaciones intergeneraciona- les. Ahora existe un abismo entre quienes acumulan el conocimiento tradicional y aquellos que buscan sin ce- sar formas modernas de progreso económico. Asimis- mo, miles de chamorros han emigrado al extranjero en busca de mejores oportunidades, y la inmensa mayoría de nuestra población ha sustituido la lengua nativa por un fluido inglés. Tras más de 300 años y cuatro admi- nistraciones coloniales distintas, Guam sigue inmersa en una realidad colonial profundamente exacerbada por la alienación de nuestras tierras y de cualquier tipo de sostenibilidad. Para muchos habitantes de la isla, agarrar con fuerza la cartera del Tío S(p)am parece ser la mejor, y la única, posibilidad de sobrevivir.
Hoy en día, la isla hace frente a otra etapa de expan- sión militar estadounidense, que amenaza con reubicar
en Guam a miles de marines de las bases actuales de Okinawa. Este proceso lleva más de una década en mar- cha, pero llegado 2021 está mucho más cerca de hacer- se realidad. Los contratistas militares estadounidenses han destruido hectáreas de selva autóctona, incluida una donde se encontraba la antigua aldea chamorra de Magua’ (Babauta, 2018: 1). A pesar de los acuerdos con el ejército estadounidense para proteger el patrimonio histórico y cultural, y pese a las reuniones con los fun- cionarios de conservación del patrimonio histórico de Guam, los oficiales militares se limitaron a retirar diver- sos artefactos y luego procedieron a nivelar el terreno de la antigua aldea. Asimismo, esta expansión militar se caracteriza también por precisar de zonas adicionales de entrenamiento de fuego abierto, la ampliación de la base existente de las Fuerzas Aéreas en Guam, la crea- ción de un embarcadero para un portaviones nuclear y la instalación de un sistema de defensa contra misiles (Natividad y Kirk, 2010: 2).
Lo cierto es que muchas personas en Guam apoyan la actividad militar estadounidense, lo que tampoco es una sorpresa si tenemos en cuenta que la población actual está compuesta en su mayoría por no nativos (un 63 % aproximadamente), y que la mayoría de los chamorros nacieron ya un tiempo después de la gue- rra, sin haber tenido nunca acceso a la agricultura o la pesca, hablando inglés y trabajando en una economía «que gira en torno al mundo militar» (Natividad y Kirk, 2010: 3). Tampoco es ninguna sorpresa que la Cámara de Comercio de Guam haya defendido a capa y espada la intensificación de la actividad militar, al considerarla una de las principales fuentes de gasto. En 2010, la Cá- mara publicó un informe donde se recogía que «Guam se beneficiaría de una mayor presencia militar, lo que incluiría, entre otras cosas, oportunidades para hacer crecer la economía, generar más empleo, fomentar el comercio y el emprendimiento, aumentar la recauda- ción gubernamental y fomentar el turismo» (citado en Hornung, 2017: 67). Del mismo modo, las encuestas existentes, aunque enormemente limitadas en alcance y tamaño, indican que la mayoría de la población de Guam está a favor de la pretendida expansión militar (Ibíd., 2017: 67-68). La única encuesta publicada y revi- sada por pares llevada a cabo entre los residentes de la isla reveló que el 53 % de los 403 encuestados estaba a favor de la expansión, mientras que un 74 % manifes- tó que no sería algo positivo para la cultura chamorra (Owen, 2010: 313). Un dato interesante que revela la encuesta es que la oposición a la expansión fue mayor entre los encuestados más jóvenes. La investigadora Amy Owen conjetura que, entre los jóvenes, «muchos
2 HUGUA. EL PERIODO COLONIAL


























































































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