Page 146 - I estoria-ta: Guam, las MarianasI estoria-ta: Guam, las MarianasI estoria-ta: Guam, las Marianas y la cultura chamorra
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3 TULU. LAS MARIANAS HOY: PATRIMONIO E IDENTIDAD
 Figura 67: Cuchara, quichala (1886-1887). Colección MNA: CE2158. Fotografía: Javier Rodríguez Barrera.
Figura 68: Arpón para pescar, fisga en chamorro (1886-1887). Colección MNA: CE2134. Fotografía: Javier Rodríguez Barrera.
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El sistema numeral prehispánico, propio de las len- guas micronesias MP, con palabras diferentes para nú- meros simples y para cada tipo de medición, según se tratara de seres animados, seres inanimados, tiempo, longitud o frecuencia, fue abandonado por su com- plejidad. Los chamorros adoptaron el sistema numeral español, mucho más sencillo, con las naturales adapta- ciones fonéticas (unu, dos, tres, kuåtro...) (Rodríguez- Ponga, 2009: 167-196).
El proceso de lenguas en contacto se incrementó con el mestizaje entre chamorros, filipinos, españoles, mexicanos e incluso chinos y africanos. Añadamos que la mitad de los misioneros jesuitas no eran españoles: iban a evangelizar, no a hispanizar.
Convivía el chamorro originario (paleochamorro) con el español de España y el de México y con las len- guas de los filipinos que acompañaban a los españoles (tagalo, cebuano, pampango, caviteño), e incluso con las lenguas indígenas americanas, que dejaron su huella (Albalá, 2000). Entre todos ellos, muchos de los cuales no tenían el español como lengua materna, nació una nueva variedad lingüística común: «a kind of pidgin Spanish developed to enable communication among people speaking different languages. It is by way of this pidgin Spanish that the Spanish loans entered into Chamorro» (Wolf, 2019: 114).
El español era la lengua oficial y administrativa (Al- balá, 2003), aunque el chamorro también podía utili- zarse en textos oficiales (Madrid y Cepeda, 2019).
Entre el español chamorrizado de unos y el cha- morro hispanizado de otros, fue consolidándose una nueva variedad lingüística, con la incorporación de ele- mentos filipinos e indoamericanos.
El primer sacerdote chamorro, el padre José Palo- mo, fue decisivo tanto para el diccionario como para la gramática, publicados en 1865 (Ibáñez del Carmen 1865a, 1865b). Ambas obras recogen un chamorro ya muy hispanizado, en muchos sentidos: una lengua mixta hispano-austronesia. Para entonces, el paleo- chamorro ya había quedado atrás, pero lo interesante es que la lengua materna más extendida tampoco era el español, aunque llegó a ser conocido por la mayoría de la población, sino el nuevo chamorro.
La política fiscal penalizaba a quienes adoptaban el español y abandonaban del todo el chamorro, porque los chamorros no pagaban impuestos y los españoles sí. Por ello, en 1887, Francisco Olive, que fue gobernador de las islas, escribió: «Lo cierto es que ha ido y va extin- guiéndose el castellano en Marianas, como si al hacerse chamorros todos ante el impuesto, providencialmente se hayan achamorrado» (Rodríguez-Ponga, 2009: 112). El proceso de hispanización quedó a medias. No hubo sustitución de la lengua indígena (el chamorro) por la lengua colonial (el español), sino que se produjo un cier- to proceso de hibridación y criollización, que tampoco se completó.
4. El carolino
En el xix, llegaron inmigrantes de diversas islas Caro- linas, con sus respectivas lenguas de origen, atraídos por la relativa prosperidad de las Marianas españolas. En Guam y Saipán, los hablantes de varias lenguas mi- cronesias entraron en contacto con el español y el cha- morro, y constituyeron una nueva comunidad. De este






















































































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