Page 17 - El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe
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PERFILES
RASTROS, HUELLAS, MARCAS...
Y EL INMENSO CAUDAL DEL RELATO PATXI LANCEROS
«Entre la partida y la llegada la única aventura posible es el naufragio» Nacho Criado
Cierto es que el Capitán Trueno es criatura de una época medieval y cruzada: no en vano nació, si los héroes propiamente nacen, en la España de 1956. Quizá algún lector, no del todo ingenuo o excesivamente suspicaz, descubra en el relato alguna señal, resto o rastro, de ese origen geográfico y cronológico; y también político y moral. Pero ese mismo lector, u otro, sabe que la verdad del origen es tan solo, y como mucho, la mitad de la leyenda. Sabe que el carácter, y no la cuna, es el destino.
Y sabe que el héroe, artefacto gráfico (o fónico, en tiempos remotos), es siempre un dispositivo de autotrascendencia. Se trasciende a sí mismo y trasciende su circunstancia. Abandona, por razones y causas plurales que componen un único destino, el lugar natal (del origen, si se quiere): un lugar que, en cualquier caso y en todos, suele ser incierto, confuso, enmarañado; o susceptible de varias composiciones y contraposiciones. Recuér- dense los héroes de las clásicas mitologías: en el origen hay falta o falla, defecto o exceso, inadecuación, peligro, impertinencia. Y el héroe abandona el lugar. Abandona el origen y busca, y halla, nuevos comienzos. Destinos: con frecuencia en medio de estruendosos y espectaculares desatinos. Al no estar radicado en ningún lugar, el héroe puede patrocinar búsquedas y desarraigos, exilios y éxodos, largos trayectos. Puede abandonar el palacio para combatir ante una ciudad sitiada, puede atravesar el mar en un largo viaje de retorno o enfrentarse a trabajos o pruebas, puede partir en busca de la planta de la inmortalidad o de una dorada piel de cordero, puede atravesar el desierto guiando al pueblo hacia una tierra prometida o errar por los caminos y fundar una ciudad: acaso también peregrina. Puede ser manso o irascible, fuerte o astuto, sabio, valiente, a veces taimado, a veces cruel. Las múltiples posibilidades a que da lugar la figura heroica se pueden estudiar, casi sin excepción, desde tres claves que de diversos modos se re-iteran: la excepcionalidad o incertidumbre del nacimiento, lo in-sólito de la aventura y, eventualmente y con distintos matices, el trágico fin (constante y secretamente conectado con el principio). Lo importante es el trayecto, la a-ventura: en la que el héroe es acosado, atacado, tentado. Trayecto en el que el héroe atraviesa el mundo (lo que en cada caso sea el mundo) y se proyecta a un desconocido «más allá» cabe el que, con frecuencia, hallará la muerte, trágica al fin: más





























































































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