Page 89 - El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe
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ANACRONISMO Y TECNOLOGÍA JOSÉ MANUEL SÁNCHEZ RON
Los homo sapiens somos también homo technicus y en cualquier época de la historia de la humanidad hemos producido artilugios, inventos que entran dentro de lo que con el tiempo, cuando se necesitaron mecanismos y fundamentos más refinados, pasó de denominarse «técnica» a «tecnología». Con sus productos tecnológicos, las posibilidades, los modos de vivir y de actuar de los humanos fueron cambiando, haciéndolos más poderosos frente a cualquier otra especie de las que pueblan nuestro planeta. Teniendo en cuenta este hecho, sería sorprendente que en una serie de historias como la de El Capitán Trueno no hubieran aparecido algunos de esos artefactos tecnológicos, no importa que viviese a comienzos del siglo XII, en la Edad Media, a la que con demasiada frecuencia y no siempre exactitud se la ha calificado de «Oscura», por haber sido una época en la que supuestamente la humanidad avanzó poco.
GLOBOS AEROSTÁTICOS
Uno de los inventos que aparece, repetidamente, en las páginas de estas aventuras y que servía bien a un trotamundos como Trueno y sus compañeros, es el de los globos aeros- táticos, o aerostatos; esto es, «bolsas» no propulsadas que encierran una masa de gas más ligero que el aire (puede ser aire calentado) y que en consecuencia –el denominado principio de Arquímedes de la física explica el porqué– se elevan por el aire.
El Capitán Trueno, Goliath y Crispín se encontraron con los globos cuando liberaron al sabio Morgano y le acompañaron a su laboratorio. Cuando este, emocionado, se reen- cuentra con sus aparatos y libros, lo primero que hace es dar el siguiente consejo a Crispín: «Hijo mío, recuerda siempre esto: ¡la única magia está aquí, en los libros que recogen los conocimientos que el hombre va transmitiéndose a través de los siglos!». Valioso consejo, ciertamente, para cualquier persona, joven o no, de entonces o de ahora. Mientras, Trueno observa un plano colgado de una de las paredes del laboratorio en el que se ve un raro aparato. «¿Qué significa esta extraña máquina, señor?», pregunta entonces, a lo que Mor- gano contesta: «Es un viejo sueño mío, Capitán. ¡Una máquina que permitiría al hombre subir hasta las nubes y viajar tan de prisa como quisiera el viento!».
Como suele ocurrir en los diferentes episodios del Capitán Tueno, este va acompañado de una nota editorial, que en este caso dice: «Según nos cuenta la historia, los primeros globos fueron construidos a partir de 1783 por hombres ingenieros e intrépidos que, como el francés Pilâtre de Rozier, perdieron la vida tratando de tripularlos. Por lo tanto, el glo- bo ideado por el mago Morgano –un personaje imaginario, como sabéis– existiría antes