Page 65 - El poder del pasado. 150 años de arqueología en España
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de la arqueología clásica europea del momento, aunque en cada capítulo in- cluye unas páginas dedicadas a sus respectivas ‘ industrias ’. Antonio Gar- cía y Bellido, que había sido su ayudan- te durante algún tiempo, le sucede en la cátedra en 1931 y seguramente man- tendría este enfoque, pues es el que encontramos en su célebre Arte Ro- mano publicado en 1955 [ fig. 3 ].
Estas circunstancias consolida- rían la idea de que la cátedra de la Uni- versidad Central era de Arqueología Clásica. En algún momento el Semina- rio de Arqueología en el que García y Bellido impartía sus clases pasó a de- nominarse Seminario de Arqueología Clásica, como reza el rótulo que mu- chos conocimos y que se conserva en el Aula de Historiografía de la Universi- dad Autónoma de Madrid. Su visión cotidiana haría que la cátedra de Ar- queología de la Universidad Central primero y Complutense después se identificara definitivamente con una cátedra de Arqueología Clásica que nunca existió.
Pero podría haber existido, pues los trabajos de su propietario estaban en plena sintonía con la arqueología clásica europea, principalmente en su orientación alemana. Su objeto era el estudio de los grandes monumentos de las culturas griega y romana, a par- tir de una minuciosa descripción, de la identificación de sus paralelos y del es- tablecimiento de una cronología lo más ajustada posible. En su orienta- ción, la arqueología clásica incluía tam- bién el mundo indígena que había en- trado en relación con Roma y dedicaba atención a los textos clásicos y a la his- toria antigua.
Donde este ideal de arqueología clásica estuvo más cerca de alcanzarse fue en el Instituto Español de Arqueo- logía Rodrigo Caro del Consejo Supe- rior de Investigaciones Científicas, creado en 1951 y del que Antonio Gar- cía y Bellido fue su primer director. Aunque este organismo nunca llevó el calificativo de arqueología clásica, en sus primeros tiempos potenció una in- tensa actividad investigadora en este ámbito.
El instituto de García y Bellido era un centro de estudio e investigación recogido y silencioso, un tanto elitista, puesto que conseguir un puesto de simple lector en aquellas mesas de la entrada no estaba al alcance de cual- quiera. El Instituto inició una incipiente institucionalización con la creación de plazas de colaborador e investigador científico, algunas de las cuales lleva- ron el perfil de arqueología clásica. El mismo que llevaba también alguna de las que por entonces se dotaban en el Museo Arqueológico Nacional.
La situación cambió al fallecer don Antonio, cuando le sucedió en la dirección José María Blázquez. El Insti- tuto se hizo multitudinario y su orien- tación científica basculó hacia la histo- ria antigua clásica y prerromana. Se inició un proceso de identificación de la historia antigua con la arqueología que ha abierto nuevas líneas de inves- tigación y producido importantes re- sultados, pero que ha generado buena parte de la confusión que todavía hoy existe a nivel institucional entre ambas disciplinas.
La arqueología que se impartía en la Universidad era deudora de los antiguos programas de Mélida y García y Bellido. Poco a poco el foco se ha ido abriendo y la arqueología clásica ha acabado por incorporar las tendencias de la arqueología actual. En ello tiene bastante que ver su relación con la Protohistoria, por una parte, y con la arqueología medieval, por otra.
Pero este proceso no ha tenido un reflejo institucional. El desarrollo esperable hacia cátedras especializa- das nunca se produjo. La arqueología clásica no ha contado con ninguna plataforma específica y si poco a poco ha ido tomando carta de identidad ha sido a través de la incorporación de perfiles a las plazas que se convocan en aplicación de los criterios de la lru. Estos perfiles son « apellidos » de titu- laridades y cátedras, con la finalidad tanto de promover la investigación en temas o periodos en los que cada uni- versidad se ha ido especializando como de realizar una primera criba de candidatos. Al ser complementarios
FIG. 3
Antonio García y Bellido, 1945.
ni siquiera se incluyen en los nombra- mientos oficiales, pero al menos han dado un cierto soporte a investigado- res y grupos de investigación que es- tán desarrollando excelentes trabajos en muy variados ámbitos de la disci- plina.
Desde la época del Instituto Ro- drigo Caro ha habido algunos intentos de crear instituciones orientadas a la arqueología clásica. El primero, el Mu- seo Nacional de Arte Romano de Méri- da, creado en 1986, con una orientación principal museística. Y sobre todo el Institut Català d ’Arqueologia Clásica ( icac ), promovido por la Generalitat ca- talana y asociado a la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, ciudad en la que tiene su sede. Desde el año 2000 viene desarrollando una intensa labor de es- tudio y publicación de temas relaciona- dos con la arqueología clásica en sus diversas facetas y orientaciones.
La consolidación de la arqueología moderna ( 1912-1960 )
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