Page 99 - El poder del pasado. 150 años de arqueología en España
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cursos : dando preferencia a aquellos que pudieran musealizarse ( léase po- ner a disposición del público en las me- jores condiciones ), a aquellos que ofre- cieran más contrapartidas sociales, más accesibilidad, aquellos que pudie- ran dar más de sí a la ciudadanía. En definitiva, hacer lo que hacen los mu- seos. Pero el camino fue otro...
Y en medio de ese itinerario, los noventa y primeros años de este siglo supusieron la hidropesía de una suerte de « burbuja museística », común a otras instancias. Década y media de multiplicación y exhibicionismos, a menudo exentas de políticas reales so- bre museos más allá de leyes bienso- nantes y reglamentaciones rehuidas. Entre los aportes museológicos cabe señalar los esfuerzos por normalizar un comportamiento profesional que, en ocasiones, no se tenía en considera- ción llegado el caso. La arqueología ( y con ella sus museos ) frecuentemente fue un estorbo o un trámite. En el ha- ber, se diseminaron museos arqueoló- gicos por doquier : se renovaron mu- chos de los provinciales, generalmente con intervenciones categóricas, pron- tamente diluidas en el prurito de la no- vedad ; se fortalecieron instalaciones imprescindibles y modélicas, el len- guaje expositivo incorporó narrativas, tecnologías, escenografía : una moder- nidad generalizada los sacudía al fin... Pero junto a ello, carentes de un mode- lo asentado, diríase que a golpe de en- sayo y error, se desplegaron centros de interpretación, aulas arqueológicas, y multitud de formosa deformitas que diría Bernardo de Claraval, a veces exi- tosas, otras llegando al absurdo de sustituir el patrimonio genuino por su remedo ( de gusto kitsch ), en casos hi- larantes o meramente tristes [ fig. 1 ].
Finalmente, marcados a fuego por la palabra « crisis » y los abusos jus- tificados por esa excusa, la década re- ciente afronta un nuevo dilema, surgi- do de los errores previos, como es lógico. Muchos son los retos que los museos arqueológicos desafían hoy, como concepto y como artefacto de representación cultural : el funciona- miento armonizado y eficiente de tanta
FIG. 1
Algunos de
los museos arqueológicos más recientes
y novedosos
de la España contemporánea : el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ) y Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, MECD
La configuración de la arqueología contemporánea en España ( 1960-2017 )
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infraestructura, la racionalización de recursos menguados, la accesibilidad de sus conocimientos, mediatizados por objetos y presencias extintos, muti- lados e incluso arcanos ; la gestión de memorias colectivas a menudo intan- gibles en ámbitos sometidos a debate ; la revisión de sus tradicionales defor- maciones de lectura : identitarias, inter- culturales, de género, poscoloniales...; y, finalmente, la inclusión de la arqueo- logía en los usos culturales ciudadanos, esa asignatura todavía pendiente.
Pero los museos arqueológicos gustan. Tal vez porque en sus salas conviven lo excelso y lo vulgar, lo coti- diano y lo extraordinario, aquello que dejan tras de sí pretéritos paradójicos y fugaces. La mirada arqueológica es comprensiva : refiere y reconoce. Para ella no hay nombres propios ni gentes mejores que otras ; su interlocutor es colectivo, el coro de las comunidades humanas, los desheredados, los anóni- mos. Sus azares y descubrimientos
componen actos violentos que le en- frentan a la jurisdicción del tiempo para cambiar sus códigos. La arqueo- logía ha de ser crítica al tiempo que volátil, mantener la serenidad junto al escepticismo, la solidez en medio de los desechos. Tal vez por eso los mu- seos arqueológicos nos atraen. Porque son más modestos, menos ufanos o presuntuosos. Y más nuestros, cerca- nos ; familiares como el álbum fotográ- fico de un linaje que no conocimos pero al que pertenecemos. Quizás nos gustan porque en ellos reconocemos la experiencia de una orfandad que tam- bién es la nuestra.